Hace 37 años se creó Fundación Paraguaya, organización sin fines de lucro que fundó y dirige Martín Burt para sacar a familias de la pobreza a través de las microfinanzas. Lo que empezó en Paraguay, hoy se ha expandido a 45 países del mundo, incluidos Inglaterra, Singapur, Malasia y Sudáfrica; y trabaja con 75 mil microemprededores, de los cuales el 90% son mujeres, como Sebastiana Silva, que tenía como sueño crear un taller de confección. Tekios conversó con este líder que entrega asesorías y apoyo compasivo, y es la cabeza de una de las 8 fintechs ganadoras de la edición 2021 del Laboratorio CAF de Inclusión Financiera.
La primera acción de la Fundación Paraguaya fue un programa de microcréditos, pero no para todos, sino para los pobres de los pobres. Con ese ejemplo, Martín Burt, su fundador y director ejecutivo, vuelve atrás, 37 años, para contar que uno de los primeros créditos fue de US$40 a una vendedora ambulante. Tras recuperar ello, se le prestó US$60 más, y así sucesivamente…
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“Somos número uno en microfinanzas propobre”, sentencia. “Creemos que todos los seres humanos, sin importar cuán pobres son, pueden salir de la pobreza a corto plazo y en su propia generación a través de autoayuda, estímulo, asesoría y apoyo compasivo. Somos personas que creen en la autosuficiencia como experiencia liberadora para todos”.
Burt explica que las microfinanzas le han ofrecido a la Fundación una buena base para dar herramientas a las familias para que, desde ahí, generen sus propios ingresos. Y a través de esa mecanismo de confianza, en los últimos 20 años han desarrollado dos innovaciones sociales: las Escuelas Agrícolas Autosuficientes,s enfocada en jóvenes campesinos, y la herramienta del Semáforo de Eliminación de Pobreza, que ha logrado sacar a más de 30.000 familias de la pobreza solo en Paraguay.
Su sueño empezó en el Paraguay y, con el tiempo, fue acogido en 45 países del mundo, incluidos Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Portugal, Tanzania, Nigeria, Argentina, México, Ecuador, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil, Papúa Nueva Guinea, Singapur, Malasia y Sudáfrica.
APOYO PRIVADO
-¿Cómo surge la Fundación Paraguaya y esta idea de crear una organización sin fines de lucro?
-En 1985, con un grupo de empresarios y profesionales creamos la Fundación. Nos unía el común interés de promover programas de desarrollo para los sectores más necesitados, de manera de ayudar a su integración económica y social. Queríamos hacerlo desde el sector privado, bajo un nuevo enfoque, dejando de lado el asistencialismo y apuntando a un concepto moderno del desarrollo.
Hasta entonces, en el sector social del país solo había entidades de beneficencia, además de los pocos servicios sociales proveídos por el gobierno. La Fundación Paraguaya fue la primera organización de desarrollo creada en el país. Vinimos a llenar un vacío en ese sentido, y lo hicimos 4 años antes de que cayera la dictadura de Stroessner, cuando apoyar a la gente humilde era considerada una actividad subversiva.
-Pero tú eres escritor y emprendedor, además de ex viceministro de Comercio, ex alcalde de Asunción, ex jefe de gabinete de un presidente paraguayo. ¿Cómo se cruza esa vida política con la Fundación?
-Cuando volví a Paraguay, tras haber estudiado siete años Administración Pública, Ciencia y Tecnología, y Economía en los Estados Unidos y en España, mi primer trabajo fue elaborar el Plan Nacional de Alcoholes Carburantes. Tras concluirlo, el entonces ministro de Industria y Comercio, Delfín Ugarte Centurión, me despidió por no querer afiliarme al Partido Colorado. Era en plena dictadura de Stroessner y era una decisión inapelable, siendo yo de familia liberal que había sido perseguida por el dictador.
Siempre tuve inclinación por lo social, pero también siempre pensé que la caridad solo servía en determinadas circunstancias y que regalando cosas a las personas se podía paliar el momento, pero no se resolvía el problema de fondo.
En la misma época me encontré con una organización americana, Acción International, que estaba impulsando la, entonces, nueva idea de las microfinanzas en América Latina y me pareció perfecto: podría trabajar en lo social desde el sector privado, promoviendo -a través de la Fundación Paraguaya- una metodología que no solo ayudaba a las familias a generar sus propios ingresos y superar la pobreza, sino que permitiría que la institución fuera autosostenible para perdurar en el tiempo.

CONFIAR EN EL SER HUMANO
-¿Cómo ha evolucionado la Fundación en estos 37 años?
-Empezamos a trabajar porque creímos en el potencial del ser humano. Siempre estuve convencido de que cada persona contiene adentro suyo lo que se necesita para salir adelante y nuestro trabajo es liberar ese potencial, por eso nuestra primera estrategia fueron las microfinanzas.
Apoyamos a emprendedores, mayormente mujeres, de todo el país a desarrollar sus iniciativas, con capacitación, mentorías y microcréditos. Y de este modo, el vendedor ambulante ganó en dignidad al ser tratado como microempresario y cliente, se capacitó y potenció su negocio y ganó más dinero. No solamente ganó más dinero, sino que -aún el más pobre- honró su crédito puntualmente.
Después, empezamos a trabajar con sus hijos e hijas. Trajimos el programa Junior Achievement a Paraguay y empezamos a formar a la siguiente generación de emprendedores paraguayos. Tras Junior Achievement incorporamos otros programas de emprededurismo y desarrollamos programas propios de educación emprendedora.
En 2003, volcamos todo nuestro aprendizaje de microfinanzas y educación emprendedora en la Escuela Agrícola Autosostenible Cerrito. Bajo la metodología de “aprender haciendo, vendiendo y ganando”, este es un nuevo modelo educativo que permite que la educación se pague a sí misma mediante unidades de negocios didáctica-productivas que se implementan en el campus de la escuela por profesores y alumnos. Demostramos que “del mismo cuero sale la correa”, ya que la escuela recibe jóvenes campesinos que no podrían pagar una escuela privada. En la Escuela Agrícola Autosostenible ellos mismos generan los ingresos requeridos para pagar su propia educación.
Por último, más recientemente nos dimos cuenta de que si bien muchos de nuestros clientes ya no eran pobres en términos monetarios, seguían teniendo otras pobrezas: baños precarios, viviendas donde se hacinaban, falta de autoestima, etc. Desarrollamos, entonces, una nueva metodología para encarar la pobreza: el Semáforo de Eliminación de Pobreza. Esta metodología permite activar la agencia de las familias y su autoeficacia; utiliza una aplicación en el celular para que cada familia pueda hacer su propio plan para salir adelante.
Como puede verse, son varias las metodologías que hemos utilizado, pero la esencia de confiar en el ser humano y potenciarlo es el común denominador de todas ellas.
-Son pioneros en microfinanzas en Paraguay, ¿cuál es el modelo de negocios?
-En la Fundación trabajamos con 75.000 microemprendedores, y el 90% de los cuales son mujeres. Tenemos dos metodologías: por una parte, un programa de créditos individuales dirigido a microempresas en expansión o a microempresas en transformación a pequeña empresa; y un programa exclusivo para mujeres, “Comités de Mujeres”, al que acceden microempresarias propietarias de microempresas de supervivencia o que desean iniciar sus actividades.
Además de brindar entrenamiento, mentoría y crédito a nuestros clientes, tenemos otros servicios. Por ejemplo, ofrecemos microfranquicias, que son pequeños negocios, llave en mano, dirigidos a clientes que no tienen actividades económicas o que desean diversificar la que tienen. Nuestro programa de microfinanzas incluye también créditos a emprendedores con discapacidad, créditos para la provisión y acceso a servicios de agua potable, créditos para escuelas y colegios privados, y para alumnos de los mismos, créditos para cocinas ecológicas eficientes, entre otros.

EL SUEÑO INCANSABLE DE SEBASTIANA SILVA
-En todos estos años, ¿hay testimonios que te hayan calado hondo?
-En todos estos años he visto a mucha gente salir adelante y lo que tienen en común estas personas es que cuando la vida las pone en una encrucijada se ven forzadas a dar lo mejor de sí y encaran su emprendimiento con una determinación que no tuvieron en ocasiones anteriores. En mi experiencia, generalmente son las mujeres quienes tienen el coraje y el empuje para llevar adelante a la familia.
Recuerdo, por ejemplo, a doña Sebastiana Silva. Ella es una señora del sur del país, de un lugar llamado Cambyretá, cerca de Encarnación. Sebastiana necesitaba generar ingresos para la familia y también pensaba en generar trabajo para su comunidad y pensó en montar un taller de confecciones. Comenzó buscando apoyo con las autoridades locales (municipalidad y gobernación). Inicialmente no dieron crédito a la idea de Sebastiana, no confiaban que el emprendimiento pudiera surgir. Entonces, organizó una reunión vecinal donde comentó su iniciativa y empezó enseñando corte y confección a vecinos del barrio. Sin embargo, esto no tuvo continuidad porque por problemas de salud de su marido Sebastiana tuvo que viajar a Buenos Aires para que lo pudieran atender y para trabajar allá. Años después, al volver de Argentina, pudo comprar una máquina y empezó a promocionar su trabajo dedicándose al arreglo de ropas de todo tipo. Además, seguía enseñando confección a las vecinas interesadas. Al poco tiempo contrató a una señora como asistente, ya que los pedidos aumentaban. Nuevamente acudió a las autoridades presentando un proyecto a la Hidroeléctrica Binacional Yacyretá, y resultó ganadora del concurso de dicha entidad. El premio recibido fueron tres máquinas para seguir equipando su taller de costura. Para poder crecer, organizó su propio Comité de Mujeres Emprendedoras y empezó a ser parte de los programas de la Fundación Paraguaya. Con esto tuvo acceso a los servicios que ofrecemos y su negocio creció. Las prendas de vestir confeccionadas en el taller de Sebastiana son exclusivas: son creadas a partir del estudio de mercado que ella misma realiza, por diferentes medios. Además, las telas que ella utiliza son importadas con garantía 100% algodón. Para Sebastiana es muy importante no copiar ni repetir los modelos creados, cuidar la materia prima durante el proceso de corte, confección y terminación, ya que estos aspectos son fundamentales en el momento de presentar el producto al cliente. Su clientela se ha diversificado: atiende a minoristas, mayoristas y ocasionales, tanto en Paraguay como en Argentina. Cambyretá, donde ella vive, está en la frontera con dicho país. El anhelo de Sebastiana es exportar al mercado de Suiza. Actualmente, Sebastiana se encuentra estudiando todo lo referido al mercado suizo y los requisitos para la exportación.

ASISTENCIALISMO SIN EMPODERAMIENTO
-¿Qué pasa con los niveles de pobreza en Paraguay? ¿la fundación llena logra llenar parte de este espacio vacío sin ayudas del gobierno?
-En Paraguay, el gobierno mide solamente pobreza de ingresos, aunque todos sabemos que la pobreza es multidimensional. Además de eso, las actuales políticas sociales están desorientadas porque se enfocan de manera dispersa y descoordinada en los individuos y no en las familias. Un programa de apoyo a la niñez y otro programa de prevención del embarazo adolescente por aquí, unos capacitando a jóvenes para el primer empleo y apoyando a los adultos mayores por allá. Mientras que se mide pobreza de ingresos, paradójicamente, los programas de transferencias condicionadas no premian la generación de ingresos, sino la educación y la vacunación. En general, fomentamos las trampas de la pobreza al impulsar el asistencialismo sin empoderamiento.
No quedará ninguna familia pobre en Paraguay: esa debería ser la consigna del gobierno, del sector privado y de la sociedad en general. La Fundación Paraguaya propuso hace dos años un proyecto de ley para cambiar el enfoque. Propusimos utilizar un tablero de control multidimensional que permita que cada familia se autodiagnostique y elabore, con apoyo de su extensionista familiar, su plan familiar para eliminar su pobreza y salir adelante. Así como la creación de las Unidades de Salud Familiar (desarrolladas por el gobierno hace unos años) puso a la familia en el centro, al optar por la familia y no por los individuos del país como unidad de medida, el gobierno podría contar con un hilo conductor que guíe su política de eliminación de pobreza. Asimismo, al consultar con todas las familias, contaría con un perfecto diagnóstico de la situación real de la población.
Mientras el gobierno estudia el Plan, la Fundación Paraguaya está implementando la idea con las ONG, municipalidades, clubes sociales y deportivos, y con empresas privadas. Estamos cubriendo todo el país y contribuyendo de esta manera a reducir la cantidad de pobres del Paraguay.
-¿Cuál es el beneficio de optar por Fundación Paraguaya? ¿Se evita eso de los préstamos gota a gota o préstamos con altísimos intereses?
-Efectivamente, la Fundación ofrece préstamos significativamente más baratos que los ofrecidos por los usureros y esta es una ventaja importante que tienen nuestros clientes. Pero, además, nuestros préstamos son ágiles y el cliente los recibe en el momento que los necesita: esto nos diferencia de programas subsidiados del gobierno que ofrecen tasas bajas, pero es muy difícil acceder a los créditos. Sin embargo, lo más importante para nuestras clientas es el acompañamiento que les brindamos para desarrollar sus negocios.

RECONOCIMIENTO EN INCLUSIÓN FINANCIERA
-¿Qué significa haber sido una de las 8 fintechs ganadoras de la edición 2021 del Laboratorio CAF de Inclusión Financiera?
-Indudablemente que es un importante reconocimiento. CAF ha sido un aliado importantísimo para la Fundación porque le ha dado visibilidad, además de financiamiento. Que el Laboratorio CAF de Inclusión Financiera nos dé este reconocimiento en un campo particularmente importante en estos tiempos, como es la tecnología, corrobora que estamos en el buen camino para servir mejor a nuestras clientas.
-¿Cuáles son las metas a corto y largo plazo de la Fundación?
-La Fundación apunta a seguir creciendo nacional e internacionalmente. A nivel local, nuestra clientela aumentó 11% el año pasado y esperamos que este año aumente otro 10%. A nivel internacional, estamos llegando a 45 países de los 5 continentes con el Semáforo de Eliminación de Pobreza, así como con otros programas. Y estamos trabajando tanto con las ONG como con gobiernos locales y regionales, y con empresas privadas.
Nuestro sueño es cambiar la manera en que se encara el problema de la pobreza para que los gobiernos y las instituciones consideren a los pobres de otra manera: no como beneficiarios, sino como clientes que son parte activa del problema y que deben ser involucrados en la resolución del mismo.