07/04/2023

¿Qué impacto tiene la infrarrepresentación de las mujeres en el sector tecnológico de la inteligencia artificial?

lectura 4 mins
1K vistas

El panel presentado por la profesora de Esade, Irene Unceta, durante el encuentro español 4YFN, trató las disparidades de este sector tecnológico. ¿Qué podemos para remediar esa infrarrepresentación de las mujeres?

Según datos de la UNESCO, solo el 30% de los académicos investigadores son mujeres. Este porcentaje cae hasta el 11% cuando se trata de cargos de dirección. Pero no solo en el mundo académico se observa una enorme brecha de género; las cifras del Foro Económico Mundial ponen de manifiesto el mismo problema con respecto a los empleos tecnológicos. Menos del 25% de los especialistas en IA son mujeres; en computación en la nube (cloud computing), solo el 14%, y en ingeniería, el 20%. Empresas como Facebook tienen solo un 15% de mujeres en sus equipos de investigación en IA, mientras que en Google son el 10%. 

Suscríbete a nuestro newsletter

¿Qué ocurre cuando se dan estas disparidades atraviesan un sector con tanto impacto? ¿Por qué es relevante para la forma que tome el mundo? Y, lo más importante, ¿qué hacer para remediarlas? Un panel organizado por la profesora de Esade Irene Unceta ha abordado estas cuestiones en la última edición del 4YFN con Emma Fernández, Atia Cortés y Paula Subías-Beltrán. Las tres representan perspectivas de tres generaciones de mujeres en un sector integrado, en su mayoría, por hombres blancos de mediana edad. 

Fernández, consejera independiente de varias empresas y exvicepresidenta ejecutiva sénior de Indra, afirma que la representación de género “es una cuestión que se vinculará a la riqueza de nuestra sociedad en los próximos años, que cada vez estará más relacionada con el buen uso de la tecnología”. 

Por su parte, Cortés es una reputada investigadora de la Unidad de Análisis del Vínculo Social del Barcelona Supercomputing Center y miembro del Comité de Bioética de España. “Últimamente, hemos visto muchos ejemplos en que la tecnología se ha diseñado sin adoptar una perspectiva inclusiva, lo cual provoca una discriminación hacia determinados colectivos”, señala. 

Finalmente, Subías representa al perfil más júnior. Es investigadora avanzada y una destacada científica de datos de Eurecat que trabaja en proyectos de HealthTech mientras realiza un doctorado en bioética. Para ella, la igualdad “no es solo una consideración ética, sino que se traduce en la calidad de todo lo que producimos. Contribuye a evitar sesgos en nuestros productos y servicios”. 

EMPEZAR DESDE JÓVENES

Según Fernández, la igualdad de género en la tecnología empieza con la educación básica. En España, por ejemplo, solo el 20% de los estudiantes optan por cursar el bachillerato tecnológico —y de ellos, solo el 20% son chicas—. “En definitiva, persisten los estereotipos. La mayoría de las chicas piensan que tienen que dedicarse a carreras con propósito”, explica. 

Precisamente, un problema recurrente es que la tecnología no es vista como un sector con propósito, algo que va más allá de las consideraciones de género. Subías lo atribuye a la forma en que comunicamos qué es la tecnología y para qué se usa. “Puede ser una mera herramienta, pero es una herramienta que nos permite conseguir algo, de modo que sí tiene un propósito”, señala. Pero, “si este mensaje se comunica con estereotipos, como la típica persona trabajando en soledad y aislada delante de su ordenador, estamos mostrando una realidad falsa”. Esta forma engañosa de presentar la tecnología también es aplicable a “la separación artificial que se establece entre el pensamiento lógico y la creatividad”.  

Para Cortés, son básicas las iniciativas que invitan a las chicas a seguir carreras STEM (de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). “Tuve la suerte de encontrarme con mujeres ejemplares a mi alrededor, de modo que siempre podía tomarlas como referencia”, señala. Pero reconoce que ello no siempre ocurre, de modo que resulta difícil para las mujeres “verse a sí mismas alcanzando estas posiciones”.  

Fernández explica este problema en pocas palabras: “Los niños y niñas nunca eligen hacer cosas que no conocen”. La lucha por la paridad empieza en la escuela, y ello implica actualizar las competencias del profesorado. Asimismo, abrir las puertas de la universidad a estudiantes de secundaria mediante visitas guiadas —una política muy simple, pero que raramente se lleva a la práctica— les presentaría de antemano el amplio abanico de itinerarios formativos que tienen a su alcance.

CUANDO LAS CARRERAS DIVERGEN

Si bien el problema es flagrante, la solución no es fácil. Las cuotas en los consejos de administración de las empresas, que a menudo son establecidas por ley exigiendo que al menos el 40% de sus integrantes sean mujeres, son una de las políticas más extendidas. Fernández, que tiene una larga trayectoria en cargos de alta dirección, se oponía inicialmente a esta medida, pero ha cambiado de idea y hoy se muestra a favor de aplicarla. Con todo, recuerda que “los consejos actúan como comités supervisores” y que “la clave está en las posiciones ejecutivas”.  

Así, señala que “las políticas de flexibilidad son otro factor decisivo, particularmente para las mujeres”, para llegar a ocupar estos cargos. La maternidad hace que muchas mujeres queden rezagadas en la carrera de fondo hacia los altos cargo. Como académica sénior y madre de dos hijos, Cortés conoce muy de cerca esta realidad. “Mi productividad disminuyó en cuanto a liderar artículos académicos de impacto. La maternidad es el punto en que empiezan a divergir las carreras de los hombres y las mujeres”, afirma. Con todo, le alegra comprobar que la universidad ha comenzado a implementar políticas que tienen en cuenta estas circunstancias. Ambas coinciden en que transferir esta forma de proceder a otros ámbitos profesionales sería lo deseable. 

Sea como fuere, las tres coinciden en señalar que los hombres también deben formar parte de este debate. “En ocasiones, no basta que nosotras, como mujeres, hablemos y decidamos sobre qué hacer al respecto. Deberíamos trabajar todos juntos para resolver un problema social que nos afecta a todos”, señala Fernández. Aunque es esencial seguir planteando este tema, a Subías le preocupa que paneles de este tipo se traduzcan en un mensaje descorazonador que insista continuamente en los desafíos que habrán de afrontar las chicas jóvenes. “Debemos normalizar el rol de las mujeres y centrarnos más en hablar del impacto de nuestro trabajo”, concluye. 

Suscríbete a nuestro newsletter