“La paradoja de la urbanización es que una misma dinámica puede generar prosperidad y pobreza”, afirma Enrique Rueda-Sabater, miembro senior de EsadeGeo. La polución, por ejemplo, es un aspecto cada vez más negativo de las grandes ciudades.
Con el fin del Urban October, todas las miradas pasaron a estar puestas en Shanghái, el anfitrión del Día Mundial de las Ciudades 2022. Dignatarios de alto nivel, expertos internacionales, líderes de diferentes comunidades y expertos en innovación se reunieron con el objetivo de crear y promocionar ciudades más verdes, equitativas y sostenibles.
Suscríbete a nuestro newsletter
Shanghái es una de las 44 megaciudades del mundo —ciudades con una población superior a los 10 millones— un fenómeno que va en aumento: el número de personas viviendo en megaciudades creció de menos de 70 millones en 1975 a cerca de 463 millones en 2015 y, según el informe Demographia World Urban Areas, solo en 2022 se crearon ocho nuevas megaciudades.
Y a medida que las ciudades crecen, sus problemas también crecen: El informe de las Naciones Unidas sobre Objetivos de Desarrollo Sostenible realizado en 2022 reveló que las ciudades son responsables de más del 70% de las emisiones globales de gas de efecto invernadero, con el 99% de los habitantes urbanos respirando aire contaminado.
A esto se suma que más de mil millones de personas viven en barrios marginales urbanos, y menos de la mitad de las personas que viven en las ciudades tienen acceso al transporte público. A nivel mundial, los desechos sólidos municipales siguen aumentado.
PARADOJA URBANA
“La paradoja de la urbanización es que una misma dinámica puede generar prosperidad y pobreza”, afirma Enrique Rueda-Sabater, miembro senior de EsadeGeo.
La polución, por ejemplo, se ha convertido en un aspecto cada vez más negativo de las grandes ciudades industriales. Además, en entornos de bajos ingresos donde el crecimiento de la población supera el desarrollo de infraestructura y servicios, existen puntos oscuros que generan malas condiciones de vida para los recién llegados y mayores tasas de delincuencia.
Según sugiere Rueda-Sabater, mejorar la tecnología y la conectividad en las ciudades más pequeñas debería ser un enfoque clave para nivelar las poblaciones y garantizar una distribución más justa de la infraestructura y los servicios.
“A pesar de que es en los países con altos ingresos donde parece haber una nueva predisposición a mudarse a ciudades más pequeñas, en muchos países con ingresos medios y bajos, la calidad de vida en las grandes ciudades es más dura. Especialmente en la mayoría de los países (excepto China) donde el crecimiento de las ciudades no ha ido acompañado por inversiones en infraestructura”, afirma.
CERRANDO LA BRECHA CON TECNOLOGÍA
“La tecnología es un factor relativamente nuevo en este sentido: a medida que mejora la conectividad, un porcentaje cada vez mayor de la población tiene acceso a Internet”, continúa Rueda-Sabater.
El uso de Internet es más alto en los países con altos ingresos y la brecha de uso entre zonas rurales, pequeñas ciudades y grandes ciudades se está reduciendo constantemente.
Los datos de la Gallup World Poll indican que las brechas —especialmente entre pequeñas y grandes ciudades— se están también reduciendo en los países con ingresos medios, mientras que en los países con ingresos bajos las ciudades grandes aún muestran un uso de Internet significativamente más alto que en las ciudades pequeñas y en las zonas rurales.
A medida que estas brechas continúen reduciéndose más y más ampliamente, la ventaja relativa de las grandes ciudades en muchos países podría reducirse significativamente, lo que ayudaría a generar impulso hacia las ciudades más pequeñas.
“Aunque no será homogénea en todo el mundo, y el poder magnético de las ciudades muy grandes puede seguir vigente, es una dinámica que merece la pena observar porque cualquier alejamiento de las grandes ciudades tendría implicaciones radicales para la oferta de mano de obra y habilidades y para la demanda de productos y servicios”, afirma Rueda-Sabater.

CIUDADES INTELIGENTES Y SOSTENIBLES
Los investigadores de Esade Krista Timeus, Jordi Vinaixa y Francesc Pardo-Bosch coinciden en que las TIC juegan un papel cada vez más importante en las infraestructuras de las ciudades. Pero, según advierten, el marco dentro del cual se proporcionan debería diseñarse cuidadosamente para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
“A pesar del bombo publicitario que los rodea, los aspirantes a gobernar Smart Cities deben mostrar a sus habitantes que pueden crear, aportar y sostener valor”, indican.
“Como el plan de negocio de una compañía, que refleja cómo una empresa crea y ofrece valor a sus clientes y cómo obtiene beneficios, el concepto de modelo de negocio de una ciudad puede ayudar a los gobiernos de las ciudades a articular cómo ellos generarán y entregarán valor público a través de los servicios inteligentes”, afirman.
La mayor justificación de los modelos de negocio centrados en la ciudad es quizá la más obvia: “los servicios inteligentes deberían ser financieramente viables y sostenibles a largo plazo”, apuntan los investigadores.
La respuesta, sugieren, radica en crear modelos de negocio específicos de la ciudades, para guiar la prestación de servicios en el marco de una Smart City.
“Asegurar la financiación para desarrollar servicios inteligentes es uno de los principales desafíos actuales para las ciudades que aspiran a ser Smart City”, añaden Timeus, Vinaixa y Pardo-Bosch. “Los grandes proyectos de infraestructura que implica tienen altos costes iniciales, riesgos tecnológicos significativos y un horizonte de retorno de la inversión a largo plazo, lo que hace difícil la atracción de inversión”.
Los gobiernos de las ciudades de toda Europa se enfrentan a la presión de tener que reducir costes, lo que hace que invertir en servicios inteligentes sea un reto aún mayor. “Las ciudades deben presentar un plan de negocio sólido para los servicios inteligentes, que fomenten la inversión de capital”, añaden.
MARCOS ESCALABLES PARA LA VIDA EN LA CIUDAD
El City Model Canvas (CMC) desarrollado por el equipo de investigadores aborda estos problemas con un marco escalable que los ayuntamientos pueden utilizar durante el diseño, la prestación y la evaluación de los servicios inteligentes, incluyendo los posibles impactos económicos, ambientales y sociales.
“Una especificación central de los programas de financiación actuales de la Comisión Europea para servicios inteligentes y sostenibles es que las ciudades desarrollen y prueben modelos de negocio para servicios inteligentes que sean escalables y replicables en todas las ciudades”, afirman.
“Dado que los modelos de negocio para ofrecer servicios inteligentes en las ciudades se centran en una propuesta de valor pública, incorporar este tipo de modelos animaría a los ayuntamientos a analizar primero el impacto de la organización y del despliegue del servicio desde una perspectiva de servicio público”.
IMPLICAR A LAS PARTES INTERESADAS EN LAS SOLUCIONES LOCALES
El CMC desarrollado por Timeus, Vinaixa y Pardo-Bosch recomienda encarecidamente desarrollar colaboraciones y asociaciones que faciliten el acceso a recursos clave que, de otra manera, no estarían disponibles para los ayuntamientos. Este enfoque también se refleja en el World Cities Report de la ONU que, en la misma línea, aconseja involucrar a un amplio abanico de stakeholders.
“Los planes de innovación deben ajustarse a los contextos locales”, dice el informe. La innovación debe abordarse de una forma más amplia que la investigación y el desarrollo tradicionales, involucrando a un abanico más amplio de partes interesadas, incluidas las organizaciones de la sociedad civil y los grupos comunitarios.
En este sentido, los gobiernos de los ayuntamientos pueden predicar con el ejemplo, innovando con una planificación y unos procesos de toma de decisiones más abiertos, colaborativos e inclusivos.
“Si bien la soberanía tecnológica total puede estar fuera de su alcance, los gobiernos de las ciudades tienen la oportunidad y la responsabilidad de codeterminar cómo se diseñan y aplican la innovación y la tecnología para las ciudades. Deberían iniciar y participar en evaluaciones tecnológicas e involucrar a otras partes interesadas de la ciudad en el proceso”, prosigue el informe.
Timeus, Vinaixa y Pardo-Bosch coinciden en este punto al indicar que “la creciente complejidad de los retos a los que se enfrentan las ciudades y la pluralidad de las partes interesadas que coexisten en ellas, hacen necesaria una mayor colaboración entre los diferentes actores para alcanzar objetivos”.
“Los proveedores de servicios, los usuarios y sus comunidades a menudo coproducen y cocrean servicios juntos; los proveedores y los usuarios interactúan para iniciar, diseñar y dar forma a los servicios públicos”, sostienen.
El uso de un marco de modelo de negocio ayudaría a los ayuntamientos —o a cualquier organización pública encargada de desarrollar un proyecto de Smart City— a situarse dentro de esa “red de creación de valor” de prestación de servicios públicos y definir sus responsabilidades en ella.