La brasileña Mleczak, ingeniera en Telecomunicaciones y MBA en Tecnología de la Información, es una de las lideresas de la compañía donde, al cierre de 2022, las mujeres representaban el 28,5% de los trabajadores. A diario lucha por la inclusión de las mujeres para cerrar la brecha digital.
El leit motiv de Elisabete Mleczak es aumentar la presencia de las mujeres en el negocio de la tecnología. Para eso, toma decisiones y motiva desde su posición para que aquellas mujeres que, sin un apoyo o referentes tecnológicos familiares, puedan entusiasmarse, aprender y tener una independencia económica desde el ámbito de las TIC. Ella se inició así.
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Mleczak proviene de una “familia bastante simple y una de las ambiciones que tuve era cómo podía combinar algo que me gustara, en la parte de tecnología, y que también me pudiera dar una independencia financiera. Fue cuando me presenté al curso de ingeniería en Telecomunicaciones, a mediados de 2001, cuando había un boom de las telcos en el mundo” básicamente”, recuerda.
“Cuando empecé la ingeniería de Telecomunicaciones, había 40 hombres y 4 mujeres, y así fue durante 5 años. Al terminar, ingresé en compañías de tecnología como HP y fue cuando todo en mi vida empezó a avanzar hacia donde estoy hoy”, agrega, la responsable de Connectis, parte del grupo Getronics, una compañía con presencia en Chile, Brasil y Argentina.
-Dices, “mi familia era simple”, pero alguno de ellos tenía relación con el campo de la tecnología.
-Cero.
-Entonces, ¿cómo es que te encantas con los computadores, ves ese campo como un terreno donde crecer?
-Empecé en una compañía muy chica, familiar incluso, donde no había mucha gente para hacer cosas, entonces, yo era la asistente administrativa y había problemas con las computadoras. Mira, Elisabete, por favor, ¿me ayudas con esto? Entonces, de verdad fue algo natural este camino. También creo que me gustaba ser distinta, poder ayudar a la gente, y cuando vi que tenía aptitudes, empecé a interesarme y quise profundizar más.
-¿Cómo fue dar el paso e ingresar a un grande como HP?
-Ahí empecé como una pasante, hice mucho, y luego de un año fue mi primer trabajo como profesional del área de ingeniería, de soporte. Le dábamos soporte a clientes como General Motors, Telefónica, clientes gigantes. Fue cuando empecé a liderar equipos, con 22 años, algo así. Fue ese el momento en que, además, descubrí que yo tenía también una aptitud para liderar.
-En HP, ¿la presencia de las mujeres era diferente a lo que habías vivido en la carrera de ingeniería?
-No muy diferente, Lino; éramos un equipo donde había 3 o 4 mujeres.
-Era el 2002. ¿Ya se hablaba de la inclusión de las mujeres en la industria de las Tecnologías de la Información, los temas STEM?
-No se hablaba tanto. Esta es una área primariamente masculina, y nosotras nos sentíamos incomodas para decir ey, ¿por qué tan pocas mujeres? No era algo que se hablara mucho. Por eso yo me sentía tan orgullosa de estar ahí… Pero el ejemplo de mi prima, comandante de aviación, me ayudó a sentir que, profesionalmente, podía ser lo que quisiera.

¿QUIEN VA A FRENAR LA IA?
-Hablemos de tu momento actual en Connectis, en Getronics, donde supervisas lo que ocurre en Argentina, Chile y Brasil. Y sigamos con la subrrepresentación de las mujeres. ¿Cómo ves en Latinoamérica este desequilibrio?
-La realidad es que nosotros, en América Latina, estamos muy lejos de la equidad; y no solo América Latina, sino el mundo. Tuve la oportunidad de trabajar en Europa, vivir allá, y la realidad no es tan distinta.
Acá, en Connectis, estamos en Argentina, Chile y Brasil. En Chile, tenemos una presencia de mujeres un poco superior a 30%, que nos encanta; en Brasil creo que estamos en 28%. Importante es decir que tengo en mi equipo mujeres que no están ahí solo porque son mujeres, porque son modelos incluso para los hombres, al ser muy competentes; están haciendo transformaciones. Y en Argentina, hay una directora de operaciones, como en Chile gerentes de operaciones que son mujeres. Por lo tanto, para mí todo esto me pone muy feliz…
-Hablemos de inteligencia artificial, de lo que todos hablan hoy. Me imagino que te preocupan los sesgos de la IA, por ejemplo, de cómo alimentamos los algoritmos y cómo la inteligencia artificial los reproduce. ¿Cuánto se puede hacer, tomando en cuenta que hay una irrupción explosiva y casi imparable de la IA?
-Si pueden parar todos… Vi, aunque no sé si esto cambió, que China, por ejemplo, está cautelosa… Yo creo que vamos a tener problemas y los líderes tienen que tomar una acción; no sé si podemos parar el avance de la IA, hacer una pausa, pero es necesario tener un protocolo por la seguridad. Estamos hablando, además, de sesgos de género, aunque no solo de género, sino también contra población vulnerables, como negros. Si, por ejemplo, una IA reconoce el rostro de alguien que tenga un tono de piel distinto y se trata de una IA para contratación, y tiene sesgos, yo veo muy complicado el escenario… Para detenerse por un momento, hay que frenar la ambición, porque hay mucho interés por detrás y la gente va a continuar desarrollando esos riesgos. Las consecuencias negativas pueden ser muy graves…
-Claro, la competencia por la delantera en los desarrollos relacionados con IA avanzan a gran velocidad. Hace muy poco Elon Musk habló del peligro que suscita la IA para la humanidad, que había que ser idiota si no se entendía que la IA podía destruir la humanidad, pero luego sale a anunciar que está trabajando en la suya. Entonces, cada uno lleva agua a su propio molino.
-Sí, y es conflictivo, porque él es la persona que básicamente lanzó el ChatGPT…
-¿Y qué podemos hacer desde América Latina?
-Yo creo que podemos intentar enderezar los sesgos de nuestras inteligencias artificiales. No es fácil, porque América Latina, históricamente, siempre está un poco buscando lo que están haciendo los líderes, Estados Unidos, Europa. Aunque no veo una preocupación con acciones, todavía, es un avance que una serie de líderes mundiales hayan firmado esa carta firmada famosa. Es el inicio de un cuestionamiento que podría replicarse en América Latina. Por ejemplo, tenemos que acordar de que si vamos a desarrollar un software, que este sea armado por gente que responda a una diversidad, que complete la diversidad para evitar problemas. Sin embargo, no veo acciones tan concretas siendo muy honesta contigo.

POLÍTICAS PÚBLICAS
-Volvamos al tema STEM. ¿Le das un valor especial a la educación pública como vía para contrarrestar la baja presencia femenina en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas?
-Bueno, para mí la educación, y esto lo hablo siempre acá, es clave. En Brasil, que tenemos 200.000.000 de personas, la educación salva. En mi caso fue la educación lo que me elevó; yo estudié y aunque pagué por mis estudios, trabajar y pagarlos, luego logré muchas cosas gracias a la educación. Entonces, yo creo que en Chile, por ejemplo, es un país que está hoy más abierto a políticas de educación que el gobierno defiende para dar oportunidades que sean justas para la gente que no tiene cómo pagar.
La educación para mí es la base de todo y esa meta es responsabilidad no solo de la parte pública, sino del hogar, de los padres, porque las familias también deben incentivar a las mujeres a buscar otros horizontes; que les digan, mira, es posible, si tú quieres puedes hacer cualquier cosa, no hay límites. Yo tuve también modelos masculinos que me animaron a ir por más.
-En Chile, la presidenta Bachelet marcó un antes y un después. Fue un gran ejemplo para las mujeres, un ascendente, un gran y hermoso impacto, una demostración de que es posible avanzar en ambientes tradicionalmente machistas.
-Bueno, si no tenemos mujeres en la política… Sobre eso, tenemos un problema grande acá en Brasil, pese a que incluso se estableció alguna cuota mínima de mujeres. Es que no es lo mismo incentivar a las mujeres, de verdad, que cumplir con un número. Por eso yo creo que Chile está mucho más avanzado; lo veo incluso en mi propio equipo, donde hay más mujeres que en otros países. Para mí, educación, la parte pública, la sociedad y la política de tener mujeres que también incursionen es la combinación que es casi la receta para hacer algo realmente importante para un cambio.
-Sé que vas a asistir al Web Summit (en Rio de Janeiro, del 1 al 4 de mayo), ¿no?
-Sí, estamos muy entusiasmados con esto porque incluso vamos a hacer un lanzamiento ahí. No puedo dar muchos detalles, pero está relacionado con una solución con una pata de inteligencia artificial también; es una plataforma para el desarrollo en la nube, predictiva. Por ejemplo, vamos a poder saber si un cliente está contento o no; si hay un riesgo de fuga, riesgo de que se vaya… estamos muy entusiasmados.
–Una manera de ver si el cliente está contento, si se puede ir, es ver cuánto se demora en pagar…
-(Se ríe)… Imagino que vas a hablar también de estos temas que hemos hablado.
-Sí, voy a participar de unas charlas sobre women and tech. Serán discusiones interesantes, mesas redondas. Esta vez las mujeres tuvieron descuento, porque es bastante caro. Sé que la presencia de mujeres será importante. Ya vi que, por lo menos, en la parte de planeamiento muchas mujeres van a liderar discusiones.
-La inteligencia artificial que van a lanzar, ¿la van a bautizar, tendrá un nombre? Hace pocos años hubo una polémica porque a todas las inteligencias artificiales se le ponía el nombre de una mujer y no de hombres, y se consideraba esto un sesgo más, que era visto como el trabajo de una secretaria o asistente.
-La verdad es que nosotros estamos utilizando un lenguaje que ya existe como el ChatGPT y vamos a hacer una integración a nuestra plataforma.
–Bueno, si le ponen nombre, que sea Carlos, Jorge…
-Lino está mejor.
-Ok, que sea Lino, muy bien.