De hablar claro y directo, el mexicano Pablo Lascurain, fundador de 4Founders Forum, 4Women Forum y director de Startup Grind, repasa en esta conversación el abecé del arte de emprender, hoy romantizado a su juicio en la región. Quiere creer que el ecosistema se depurará en América Latina, pero sabe que para eso se tendrá que emular a ecosistemas como el de Texas o Utah.
Pablo G. Lascurain ha participado profesionalmente en diferentes áreas. Abogado de educación, pero empresario de tiempo completo, se ha involucrado en negocios internacionales, en consultoría de bienes raíces y gobierno, y en el desarrollo de tecnología. Ha fundado 7 empresas y actualmente es fundador de 4Founders Forum, 4Women Forum y director de Startup Grind.
Suscríbete a nuestro newsletter
Es un activo participante de la comunidad de Startups e Inversores en Latinoamérica, y un apasionado crítico de la actual escena de emprendimiento regional, una distancia que lo llevó, en 2017, a concebir un foro al estilo de Davos centrado en identificar y conectar a las 20 mejores empresas emergentes y los 10 principales inversores de una región con los inversores y jugadores clave de Silicon Valley. Solo 20. Pablo Lascurain cree que, de lo extraordinario, poco.
Aunque creció en Ciudad de México, antes de los 17 años ya había vivido en Israel, Suiza y Francia. Una acelerada vida inicial que lo impregnó de un ritmo agilísimo que lo llevó a ser emprendedor, y a hacerlo con 12 empresas, de las que ha vendido 6.
“Me convertí en emprendedor muy temprano, a mis 15, 16 años, cuando me di cuenta de que para mí era igual de difícil conseguir un empleo que hacer una empresa. No me querían contratar en ningún lado. Entonces, dije bueno, no me quieren contratar, pues tampoco quieren que haga una empresa, pues mejor hacer el esfuerzo y hago algo para crear lo que sea mío. Y desde ahí hice varias empresas más tradicionales: una de construcción, de consultoría, de publicidad, de viajes, de incentivos, de consultoría inmobiliaria. Y en algún momento de ese camino me topé con la tecnología, algo que yo ya traía, porque desde los 12, 13 años ya me dedicaba a hacer páginas web y algo de diseño que había aprendido en la computadora”, rememora Lascurain.
-Volviste al origen tecnológico. ¿Qué pasó después?
-Cuando empiezo a querer a emprender usando tecnología, pasan una cosa: por el negocio que quería hacer en ese entonces tenía que moverme a un lugar que estuviera más cerca de Monterrey, así que me mudo en el 2011, empiezo a emprender y encuentro un par de comunidades donde visualizo un tema: la diferencia entre un fundador y un emprendedor. Eso surgió porque desde el principio traté de encontrar gente que supiera más que yo, que entendiera más los temas, que me ayudara, pero me encuentro con puras personas que tienen un montón de ideas y nunca han hecho un startup o una empresa. Y no es que esté mal, pero yo no le encuentro valor. Entonces, por ahí es que me empiezo a meterme en el tema de startups y comunidades.
-¿Y tú qué eres? ¿Fundador o emprendedor?
-El 2016, en México, fue un año en donde explotó el apoyo a emprendedores en etapas tempranas, principalmente del gobierno federal de México. Y esa ola me hace cuestionarme mi papel en el ecosistema que siempre ha sido algo secundario, porque yo en realidad soy fundador.
-¿Y por qué te defines así? ¿Por qué lo prefieres?
-La parte de hacer cosas siempre me ha parecido valiosa. Entonces, me parecen valiosos los fundadores. También porque la mayoría de los ecosistemas que son exitosos alrededor del mundo no es porque tienen más startups, sino porque existe una o dos o tres que explotan.
-Esa es la importancia de 4Founders.
-Sí, y fue en 2017, porque me interesaba ayudar a las startups que se atoraban cuando trataban de levantar 10, 15, US$20 millones como mucho, y que cuando llegaban por los 60 empleados y ya no podían crecer más de eso, ya llevaban dos o tres años atoradas.
El primer foro lo hicimos en 2017, donde estuvo Bitso, por ejemplo, Kueski. La verdad es que traíamos estas empresas que incluso en el 2017 no eran atractivas para estos grandes fondos que nos decían: “Muchísimo potencial, parece que lo hacen bien, pero todavía les falta aprender mucho en términos de cómo crecer, cómo organizarse, cómo crear”.
-Pero las cosas han cambiado en la escena Latinoamericana. ¿Qué es lo nuevo?
-Primero, que para la mayoría de los startups grandes en América Latina ya no es difícil contactar a fondos grandes, y eso ya lo comenzamos a ver como una visión lograda. Segundo, que el tipo o el tamaño de startups que nos gusta apoyar ya no son tan poquitas, y las rondas, bueno, ahora ya son otra historia. Por eso dijimos, qué tal si repetimos la fórmula, pero en vez de hacer un foro para 20 startups, lo hacemos semiabierto y convocamos a 100 startups en la etapa en la que nosotros normalmente nos gusta que estén, que es cuando tienen alrededor de 20 empleados para arriba, alrededor de 2 años de operaciones, y las exponemos a los fondos y hacemos mucho más fácil esa interacción.
–Ahora hablaste de la masividad de los emprendimientos, de las startups en América Latina, sin embargo, crees que los ecosistemas más exitosos son aquellos que tienen 2, 3 y esas explotan. ¿Cuáles son esos ecosistemas virtuosos?
-Hay uno que se me hace increíble y es el caso de Texas, que no era un estado de startups, sino un Estado petrolero e industrial, con ningún interés en temas de startups. Pero cuando cuando Rackspace tiene su evento de liquidez, sale a bolsa y todos sus empleados tienen acceso a liquidar sus stock options, comienzan a salir miles de startups.
Está también el ejemplo de Utah, un lugar bastante pequeño, pero donde desde hace muchos años tiene 14 unicornios. Y se podría pensar que es porque tiene muy buenos emprendedores, pero es al revés: crean algo, se crea muy bien, explota, tiene una salida económica y de ahí van haciendo un efecto que va creando otras cosas.
En América Latina está el caso de Mercado Libre, que logró generar ese mismo efecto, y no desde el mejor lugar, no porque Argentina tenga una economía sólida o no porque tenga legislaciones que te permitan hacer las cosas, sino porque este efecto multiplicador lo que hace básicamente es sofisticar a personas que hoy no son founders, pero que en 3 años lo van a ser.

¿COMPETIMOS TODOS EN LAS OLIMPIADAS?
-Hay un modelo en la región que es Start-Up Chile, y que se ha replicado en otros países de América Latina, como Perú y México. ¿Cómo evalúas esa modalidad?
-No es buena mi experiencia en programas que tienen que ver con gobierno y que tienen que ver con una aportación de recursos no estratégica y no sofisticada. Tienes que garantizar que todos tengan acceso; tienes que garantizar que todos tengan las nuevas condiciones, pero el tema de emprendimiento tecnológico es algo absolutamente selectivo. No puedes darle a todos los mismos recursos y a todos los mismos accesos, porque lo que haces es como si quisieras mandar a las olimpiadas a todos los que quieran nadar. Se vuelve un desastre y no mejoras tu calidad de nadadores. Preguntas: ¿quién quiere ir a las Olimpiadas? Y te responden: Todos. Entonces, ¿cuándo empiezas a crear un verdadero talento de nadadores? Se hace difícil, justamente porque no se valoriza la sofisticación.
Entonces, lo que pasa en estos ecosistemas donde hay mucho empuje del gobierno, muchos recursos, es que se crea un ecosistema hasta cierto punto artificial y que sobrevive mientras haya continuidad de recursos, pero en el momento en que el gobierno desconecta la alimentación de recursos, pues simplemente pasa lo que debería haber pasado muchos años antes: que los que iban a morir, mueren. Simplemente le dimos, digamos, oxígeno.
–Para los políticos está siendo complejo tomar decisiones, por el escenario mundial económico y porque, desde la pandemia en adelante sobre todo, emprender se volvió uno de los verbos de moda. Hoy emprender es cool.
-A mí me gusta mucho cuando podemos jugar con analogías y para poner como perspectiva la situación, creo que hay cosas que son tan pequeñas en términos de población absoluta que el incentivarlas, de modo general, me produce cierta incomodidad. Y regresó a la natación: es como si mañana el gobierno cree que todos deberíamos nadar, pero no tenemos infraestructura para que todos hagamos eso. Dos, si todos queremos nadar, primero tenemos que fomentar que se construyan las albercas (piscinas), que haya mejor tecnología para limpiarlas, resolver problemas del agua; hay muchas cosas. Emprender es tan complejo que incluso las personas que siempre lo tuvimos claro, pasamos por ocasiones en que nos arrepentimos de hacerlo y lo cuestionamos de forma profunda. Para mí es como tener un hijo. Si tuviste un hijo porque alguien te convenció, está complejo… Hay una romantización del emprendimiento en donde se dice sé tu propio jefe, ten tus propios horarios y mejor construye algo para ti. ¡Híjole, faltan unos pies de página inmensos! ¿Quieres construir algo para ti? Te va a costar el doble y tienes que poner dinero en recursos y todo. Ojalá fuera así de fácil.
–Este romanticismo, además, está potenciado por la falta de formalización que hay en toda América Latina, por eso hay mucha pyme donde el que emprende lo hace con su mujer, con su hermano, con el primo.
-Hay un tema que me parece muy interesante, social, y es que creo que vivimos en una época en la que existe una menor admiración por las empresas. Y parecería que lo que realmente es valioso es cuánto puedes cautivar la atención de las personas, mientras que la atención no está nada relacionada con la sofisticación. Creo que incluso hasta es mucho más admirado quien es menos sofisticado y más atención logre captar. El ejemplo es el pelotudo que no hace nada, pero mira, lo siguen 7 millones de personas en Instagram. Me parece increíble.
–Para finalizar, ¿cuáles serían tus 5 tips para el que está en su casa tomándose un tequila, viendo un partido de fútbol y se dice: ¿por qué no emprendo?
-Primero, emprende en algo que entiendas. Segundo, que tú le sirvas al emprendimiento que quieras crear, o sea, si yo soy lobo marino y quiero hacer un emprendimiento de hamburguesas, no le digo nada a mi negocio. El tercero sería trata de pensar que emprender es conseguir cosas y no conseguir dinero. Todos pensamos quiero abrir un restaurante, preciso US$2 millones para hacerlo; no, necesitas un local, necesitas un chef, necesitas cosas. La cuarta sería tienes que empezar aunque creas que no estés listo. Y la última sería cuestionar un poco para qué lo estás haciendo, o sea, creo que una de las peores motivaciones para emprender es ganar dinero fácilmente… Mucha gente emprende solo porque quiere reconocimiento de personas cercanas.
-Entonces, el que tomaba tequila, casi mejor que siga haciéndolo y que olvide la fantasía de emprender.
-Tienes que resolver estas cuestiones primarias antes de tomar la decisión. Tratamos de pensar en el paso final y es muy complicado emprender, no se trata de un juego de adivinanzas.