Tekios conversó con uno de los encargados de administrar el primer fondo de capital abierto corporativo en la región, fondeado por Coca-Cola Latinoamérica y Grupo Arcor. Con ADN de vendedor, hoy mira la región como un vigía que detecta startups con soluciones innovadoras para corporaciones e industrias.
Sobredosis de Agile. Antonio Peña se adelantó a la fiesta de las fintechs. Con la mejor pinta se presentó entusiasmado a la celebración de las finanzas tecnológicas, pero no tuvo con quien bailar.
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El adelantado managing partner de Kamay Ventures, fondo administrado por Overboost (la company builder y aceleradora de productos con sede en Buenos Aires, Argentina), cofundó Novacash a inicios del nuevo siglo, siendo la primera tarjeta de débito no bancaria en Argentina y una de las pioneras en América Latina. Un plástico que permitía a los usuarios realizar pagos de compras móviles, comprar teléfonos móviles y enviar y recibir pagos. Junto a su socio incluso expandieron el negocio por varios mercados en la región, un gran crecimiento que los llevó a la tentación de vender: Western Union Internacional dio la mordida. Eran los tiempos de la sobredosis de Agile de Antonio.
Hoy, cuando la fiesta del ecosistema de emprendimiento latinoamericano está desatada, Antonio escucha a lo lejos la música a todo volumen que disfrutan los jóvenes fundadores de las startups que surgen por toda América Latina. Muchos no llegarán a disfrutar la fiesta del año siguiente, pero él se encarga de aliviarle la presión a algunos, sosteniéndolos en sus comienzos. Desde Kamay Ventures, el primer fondo de capital abierto corporativo en la región, fondeado por Coca-Cola Latinoamérica y Grupo Arcor.
Como cuando salió del colegio, vuelve a estar detrás del mesón, en un rol más calmo que coincide con una definitiva rehabilitación de esa sobredosis de Agile que lo hizo dar pasos de gigante demasiado tempranos. Podría decirse que hoy lo suyo es ser un vigía de startups, en busca siempre de una especial y relevante.
-Tu formación académica es contraintuitiva respecto de lo que haces hoy. ¿Cómo llegaste al mundo fintech? Cuando leí tu trayectoria, todo lo que has hecho, pensé ‘este tipo se adelantó, llegó antes. ¿y si se atrasaba un poco’?
-De formación soy abogado, de la Universidad de Buenos Aires, o sea que nada que ver con esto de los emprendedores. Terminé el colegio y empecé a trabajar con mi padre en una empresa de venta de electrodos, máquinas, soldadoras, así que también nada que ver con la tecnología. Lo que siempre le digo a los emprendedores es que lo que me enseñaron mis primeros pasos fue a vender y a estar más en las partes comerciales.
La formación de abogado es en algunas cosas complicada para la gente, pero por otro lado, al ser más humanista y más amplia de poder aplicar y para tener una big picture de las cosas, hizo que en el camino me acercara a un amigo mío, compañero de colegio y muy buen economista, muy bueno en finanzas. Él estaba armando una empresa de gestión de cobranzas por el 96, necesitaba un abogado y yo estaba recién recibido. Me fui del trabajo con mi padre y me puse a trabajar en el proyecto.
Básicamente, nos dimos cuenta en ese camino todo lo que estás viendo hoy: los índices de bancarización se repetían en Latinoamérica, había una estructura de servicios formales que no llegaban, así que empezamos el camino de generar Nuevo Cash, que fue una tarjeta de débito no bancaria, una fintech de la época paleozoica, podríamos decir. Se dieron varias circunstancias que les suelen pasar a los emprendedores, en un momento en que era mucho más complicado entrar que ahora; los bancos no eran tan amigables, el ecosistema financiero tradicional no era tan amigable, pero encontramos lindos padrinos y gente que confió. Por ejemplo, que dijo ‘ustedes están medios locos, pero podríamos usar mi red de Conexia, que era de medicina, para hacer un carrier de transacciones’. Tuvimos buenos inversores que nos acercaron al Banco Sudameris. Abrimos una cuenta de recaudación ahí. Con Insat agarramos una tarjeta de crédito Visa y la transformamos en una tarjeta de débito no bancaria (Novacash). Era una tarjeta de débito que nació con la estrategia de que el público pudiera comprar en el mundo digital. Estaba todo el boom de las empresas en internet, era el año 98.
-Hablas de padrinos y de un amigo y socio que ya se había adelantado también.
-Yo siempre digo que tuve suerte o lo que puedo destacar es que sin ser alguien muy brillante me pude rodear de gente que se complementaba a mí. Yo no era muy bueno en números, pero Juan era muy bueno en números. Nosotros fuimos creando esa estrategia y empecé a conocer bastante de Latinoamérica, de los mercados de la región. Después de Novacash aprendimos mucho. Nos metimos mucho en el tema del mobile, y nos dimos cuenta de que el mobile era la tarjeta de crédito. Por eso trajimos primero la representación de una compañía que se llamaba Paybox, española. Empezamos a tener relación con operadoras móviles. Esa compañía fue creciendo hasta que derivamos a un modelo de descarga de contenidos en el celular (…) Eso me dio una visión muy regional como emprendedor, de siempre buscar partners que pudieran representar mi producto en la región. Un panorama regional. Aunque no todavía no teníamos lo que hoy tenemos: un ecosistema mucho más interesante, mucho más ágil en cuanto a emprendedores.
-¿Qué te atrajo de los emprendedores?
-Llegué a un momento en que me empecé a dar cuenta, sobre todo cuando volví de mobile a internet, de que era otro mundo del que había conocido. Uno mucho más colaborativo, donde los emprendedores hablaban, intercambiaban proyectos que querían hacer. No era tan cuidadoso como ‘no le voy a contar’ o ‘me van a copiar a mí’. Ese tipo de cosas que teníamos nosotros en nuestra época. Así que por mi edad y los contactos que había generado lo mejor que podía hacer era meterme en proyectos, capaz invertir, y lo lo que hacemos hoy finalmente, ser aval de emprendedores frente a grandes marcas, frente a grandes compañías; defender que los proyectos que hemos analizado o en los que hemos invertido van a funcionar. Esto es venture capital, alto riesgo, alta rentabilidad, y tienes que poner todo lo que te toca a ti para ayudar a ese emprendedor. Soy un poco más de visión que de mentor; me gusta más contar experiencias. Con mis hijos soy mentor, pero a los emprendedores les puedo decir ‘yo fui por este camino y cuando llegué a esa pared, choqué. Hay una pared allá, quizás la puedes esquivar’.

LA POTENCIA DE LA REGIÓN
-Estuviste ya listo y dispuesto cuando comenzaba la tendencia del venture capital y del corporate venture capital. ¿Como se inicia la relación con Coca-Cola y Arcor?
-Claramente lo que yo hice en fintech en mi época no es lo que es fintech hoy. Hoy fintech es mucho más abierto. Eso es un poco la historia y por eso creé una compañía que yo había llamado aceleradora, pero que se había confundido bastante el formato, entre incubadora y aceleradora. Por una cuestión de que para mí la aceleradora éramos nosotros, o sea que poníamos plata y tratábamos de ayudar a que esos proyectos facturaran más. Cuando un emprendedor logra facturar al inversor le interesa más seguir atado al emprendedor, y no que en dos meses me venga a pedir plata. Eso tratábamos de hacer. Y siempre tuvimos una relación muy fuerte con las corporaciones. Se nos fueron juntando los caminos. Se nos acercaban muchas corporaciones, sobre todo cuando comenzó la tendencia del corporate venture capital o el venture capital, y ahí fue cuando en algunas reuniones con la gente de Coca-Cola surgió la pregunta de sí nos interesaría trabajar en una idea que tenían ellos de desarrollar un CVC propio. A nosotros nos interesaba, pero les propusimos que había una oportunidad de generar un CVC abierto, o sea que no fuera sólo una corporación, sino tratar de lograr juntar más corporaciones. Coca-Cola fue quien llamó a Arcor.
.¿Por qué se dio esa sinergia? ¿Por qué eligen a Arcor?
-Esto es algo que pasa mucho con las corporaciones y que los emprendedores no lo vemos hasta que entendemos que las corporaciones tienen muchas relaciones y se encuentran en varios lugares donde colaboran. Pueden competir algunas veces y colaborar en otros lugares y territorios.
-El fondo surge a mediados de 2019 y tiene algo que me pareció relevante, el pilar fundacional de “la economía regenerativa”. Explícame eso.
-Planteamos diferentes pilares fundacionales. Uno de ellos fue primero que nada que el fondo iba a estar en seed stage. En cuestión corporativa es mucho más fácil a veces analizar proyectos en series A, pero nos parecía que había una gran oportunidad de trabajar en una etapa más complicada, de más análisis, que lleva un poco esto de tener una relación más directa con el emprendedor. Entender más al emprendedor que al producto en sí mismo, de acompañarlo.
El segundo pilar era la lógica de invertir como company builder. Con un push muy fuerte, como el que tiene Coca-Cola o Arcor, ayudándote a impulsar.
El otro tema es el de las alianzas estratégicas que hacemos, porque nos interesa mucho el proyecto y más allá de que podamos fondear o no, te invitamos a ver si podemos trabajar junto a Coca, Arcor o alguno de nuestros partners.
Y lo de la economía es porque un gran desafío que tenemos es apuntar a estas nuevas mecánicas en las que están los emprendedores, que no era lo que nos pasaba antes, que es todo lo del reciclado, biotech y casos como lo de NotCo, que eran inimaginables. Era inimaginable que una compañía startup pudiera meterse en un vertical que uno cree que tiene una lógica o una renta súper difícil, sin embargo, vuelven a demostrar en especial esa agilidad y ese no pedir permiso. Podemos pedir perdón, pero van a intentarlo. Yo creo que buscan que se vaya generando colaboración y esta economía sustentable.

MICROCLIMA EMPRENDEDOR
-Eso de “no pedir perdón” me sugiere a un libro que habla de una suerte de terroir de la innovación. Como se dice en el mundo del vino. ¿Crees que hay ese terroir de la innovación en América Latina? ¿O es solo un slogan de marca decir en Latinoamérica se emprende así, somos diferentes?
-Creo que en toda Latinoamérica, lamentablemente, por razones que todos conocemos, independiente del país en el que estemos, muchas veces nuestros diferentes gobiernos hacen complicado servirse de ayudas que en otros continentes son más fáciles. Te vas haciendo el cuero más duro. Sin lugar a dudas creo que tenemos una preparación para no darte por vencido, para volver a intentarlo, volver a probar. ¡Hoy la cantidad de unicornios que estamos viendo, de startups que entran a un lugar donde era impensado que los bancos te dejaran entrar!
-Me apasiona el tema de la diversidad en la innovación. Y veo poca diversidad, en términos de segmentos socioeconómicos, de origen, vivencias, a los fundadores de la mayoría de las startups en la región. Hay mucho de cofradía ne las que destacan. ¿Cómo ves ese tema?
.Mirá, y es una visión personal mía, no puedo hablar por nadie más, “estoy muy de acuerdo con lo que vos decís… El trabajo de Start-Up Chile, de ese tipo de iniciativas, más allá de las capas, han logrado un poco lograr que emprendedores sin contactos pudieran entrar al ecosistema… Creo que los mismos emprendedores van a romper con ese paradigma que hoy sigue siendo desigual.
-En Tekios lo hemos palpado mucho, en los paneos que realizamos para llegar a entrevistar a emprendedores y al escribir sobre proyectos que surgen en América Latina. Por dar un ejemplo cercano a ti, la mayoría de los fundadores son de Torcuato Di Tella y no de la UBA. Qué decir de la importancia del roce social, de los relacionamientos…
-Estoy de acuerdo. Todavía siendo de la Universidad de Buenos Aires, que tiene 5 premios Nóbel. También estoy de acuerdo con vos en el tema de los contactos. Por eso creo que los proyectos tienen que rodearse de la gente que vos describes, del ingeniero en alimentos espectacular, y que no me debe importar mucho de dónde venga, sino cómo es su trabajo (…) Por eso es importante destacar a alguien que no lo visualizas. El trabajo de ustedes, que da visibilidad; a mí un medio me llevó a Western Union, porque un ejecutivo leí la revista y me leyó a mí. Yo no había llegado a ellos. Lo que hacen ustedes regionalmente, es un rol súper importante.
-Se habla mucho de la necesidad de incorporar a las mujeres en los temas STEM. Por eso es que hoy se dice que las startups donde hay fundadoras tienen una rentabilidad mayor, son más sustentables. ¿Kamay está poniendo el acento ahí?
-Lo primero que puedo decir es que alguien mejor que yo es mi socia Gabi (Grabiela Ruggeri). Es lo que te decía, a veces lo importante es poder rodearse de gente que sea mejor que uno. Y con Gabi en temas de venture capital nos complementamos. Nosotros tenemos una visión en ese sentido, que no es coyuntural, es intrínseco a nosotros.
En lo personal, tengo una hija de 14 años y un hijo de 17. Y trato de que mi hija estudie tecnología, porque la verdad es que uno siente que así son más abiertos. Tengo en mi casa a mi mujer, que es una directora comercial del grupo Warner Media, quien se hizo sola y desarrollándose a golpes.
-Y en la selección de las startups, ¿les importa?
-Puntualmente estamos viendo una compañía en Chile que a mí me encanta, que se llama Bifidice, una compañía de helados que crearon dos emprendedoras. La verdad es que motiva el producto que sacaron. Me parece bueno que las startups y sus equipos de emprendedores empiecen a tener esa visión, porque la inclusión puede aportar valor y ser un diferencial. Me parece que está bueno tenerlo en cuenta…
-¿Y con Bifidice están en conversaciones? ¿En el coqueteo?
-A nosotros nos gusta, como te digo, tener estas conversaciones, estas relaciones. A veces el venture capital, sus tiempos, pueden ser un poquito más largos, pero nos gusta tener esta relación. Bifidice me salió por el ejemplo que hablábamos de mujeres que han creado cosas súper interesantes y que es destacable. Nos encanta el concepto que desarrollaron más allá de que podamos invertir o no.

FOCO LATAM
-Para finalizar, en Kamay hablan de que van a invertir en 10 proyectos en tres años. Ya tienen 5. ¿Cuál es el balance que hacen de estas inversiones y cuáles son los planes para las que quedan?
-Mira, la verdad desde 2019 tuvimos dos años donde la pandemia fue muy clara, nos metimos puertas adentro para estudiar. El año pasado tomamos un ritmo de velocidad que era el que queríamos implementar desde el primero. Este año esperamos seguir acelerando esa lógica. Lo que sí, y remitiéndose a lo que decías al principio, somos regionales y lo que buscamos además de los proyectos que son tecnológicamente interesantes, son emprendedores en otras latitudes. Vamos a tener un ritmo mucho más agresivo de inversión este año, con un foco en toda América Latina. Es como que agarramos la agilidad.
-La agilidad de tus inicios, ahora a tiempo y en toda América Latina.
-Sí, nosotros miramos desde México para abajo; cuando hablo de eso es porque miramos Centroamérica, nos interesa mucho la región andina. Brasil antes había quedado fuera del fondo, pero ahora se sumó por un cambio propio de Coca-Cola, de nueva gente que entró. Somos regionales.