20/09/2021
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René Espinoza, CEO y creador de Lazarillo App: «No somos un GPS para ciegos, nuestro propósito es crear tecnologías para la independencia»

Tekios conversó con el ingeniero eléctrico chileno -seleccionado en 2019 como MIT Innovator Under 35 y uno de los ganadores del Zeroproject Good Practice Award- sobre su aplicación gratuita, ya usada por usuarios de 48 países y en 25 idiomas; de sus metas de crecimiento y lo que hoy lo tiene asentado en Detroit, donde otras empresas y Lazarillo App buscan transformar a Corktown en un barrio inteligente.

Tekios conversó con el ingeniero eléctrico chileno -seleccionado en 2019 como MIT Innovator Under 35 y uno de los ganadores del Zeroproject Good Practice Award- sobre su aplicación gratuita, ya usada por usuarios de 48 países y en 25 idiomas; de sus metas de crecimiento y lo que hoy lo tiene asentado en Detroit, donde otras empresas y Lazarillo App buscan transformar a Corktown en un barrio inteligente.

Este periodista cometerá el error de decir «no vidente» para hablar de los ciegos. El entrevistado, rápido como una gacela, le enrostrará lo dicho, sin dejar de ser amable.

Sonrojado, guardará silencio y el entrevistado, ilustrativo, le contará que no debe decirlo por dos razones: la primera, porque a los ciegos les molesta que les digan «no videntes», aunque sepan que la intención fue ser suave, delicado; la segunda, que explica la primera, porque un ciego está privado de la vista; nada tiene que ver con adivinar o no el futuro.

Con esa corrección, el periodista, rápido como una gacela, se dará cuenta que desconoce la vida de los ciegos y comprenderá la importancia de una app como Lazarillo, que busca hacer independientes a quienes viven a diario junto a otros que, como él, con una vista en casi perfectas condiciones, a veces no ve.

El que educa a través del error es René Espinoza, CEO y creador de Lazarillo App, con quien conversó Tekios sobre su aplicación gratuita, ya usada por usuario de 48 países y en 25 idiomas; de sus metas de crecimiento, una de ellas, alcanzar la cocreación; y sobre lo que hoy tiene asentado a Espinoza y su equipo en Detroit, donde decenas de empresas y Lazarillo App buscan transformar a Corktown en un barrio inteligente, como parte de una iniciativa auspiciada por Ford Michigan Central y Newlab.

INÚTIL ANTE LA MUERTE

-¿Cuál es el origen de Lazarillo?

-Esto partió un poco antes: estudié ingeniería y después ingeniería eléctrica porque luego quería trabajar en salud o en bienestar de las personas. Eso era algo que quería hacer de bien chico, porque perdí a un familiar importante y me sentí como inútil en un periodo. Me refiero a ciertas enfermedades que no te permiten hacer nada, porque no pueden controlarse y terminan matando, no hay cura.

-¿Qué enfermedad?

-Cáncer. Bueno, después tuve la oportunidad de trabajar en un centro médico, y lo que fue interesante es cómo el director, un neurólogo, se dio el tiempo para trabajar con nosotros, un amigo y yo, que éramos alumnos. Trabajamos con él en desarrollar prototipos de tecnología asistida a bajo costo, porque hay muchas tecnologías de ese tipo pero bastante caras. Personas con Parkinson tienen que comprarlas y puede costar CL$500.000 pesos un bastón para gente con Parkinson que lanza una luz (casi US$670). Bueno, así que dijimos cómo podemos hacer un bastón a CL$10.000 pesos o algo así (cerca de US$12). Esa experiencia me sirvió mucho para luego entender que se podían hacer aplicaciones móviles para personas con discapacidad, en especial, con discapacidad visual.

En 2014 o 2015 ya se podía hacer una aplicación de Android que le funcionaba a alguien que no veía; se usaba como tecnología asistida dentro del celular. Una de esas es para la pantalla. Programar para informan qué es ese botón, para qué sirve; una interfaz que no es sólo gráfica, sino también de accesibilidad.

-¿Y así parte la startup?

-Al principio, no fue una startup. La aplicación surgió como mi proyecto de tesis mientras estudiaba la carrera de ingeniería eléctrica en la Universidad de Chile. Y durante una experiencia laboral en un centro médico, realizando estas tecnologías asistidas de las que te hablaba, me tocó compartir con personas con ceguera total o parcial. Ahí conocí a Miguel González, un profesor ciego de tecnologías que me ayudó a probar los primeros prototipos de Lazarillo y que hoy es parte del equipo.

-Miguel es una suerte de lazarillo para ti en ese momento, te guía, te ayuda. Antes, ¿habías tenido contacto cercano con un ciego?

-La verdad es que no sabía de ese mundo, pero desde que me metí en el centro médico comencé a conocer cada vez más de personas ciegas o de otras que iban perdiendo la visión progresivamente. Esa experiencia me sirvió para aprender e internalizar algo esencial: las personas saben lo que necesitan, y uno debe poder interpretar.

-En el centro médico debiste conocer también de la resiliencia gigante que un ciego tiene al sobreponerse a todas las dificultades que enfrenta en el sistema de salud, en la ciudad, etc.

-Sí y me frustraba harto ver a la gente que se estaba esforzando mucho por salir adelante y el sistema no los apoyaba. Hasta hoy día no los apoya, aunque están haciendo un 150% de esfuerzo, dando muchísimo, pero se encuentran con barreras todo el tiempo. Algunos entran a la universidad, luego de haber superado una básica y media súper complejas, y en la universidad les dicen que no pueden entrar porque no están preparados para atenderlos. Otros los aceptan, pero las clases no se enseñan considerando temas de accesibilidad. Y si llegó a titularse, le cuesta encontrar trabajo o mantenerlo, por cosas más simples como poder llegar a un lugar a tiempo y sin depender de alguien.

Ese creo que fue el momento de Lazarillo, cuando nos propusimos resolver la problemática siguiente: había personas que se sabían los trayectos de memoria, pero en una micro (bus interurbano) eso significa que te sabes los hoyos por los que pasa la micro; una cosa de locos. Así que si la micro justo esquivó ese hoyo, tal vez te perdiste. O si al chofer se le olvidó avisarte… La gracia, entonces, era cómo hacer un asistente que no dependiera de un humano, que estuviera a tu disposición en todo momento. Ese fue el concepto de Lazarillo.

-Me impresiona lo que cuentas…

-Pueden pasar muchas cosas más, por eso es que quisimos trabajar para que no dependieran de alguien. Independencia. No somos un GPS para ciegos, nuestro propósito es crear tecnologías para la independencia. Somos una aplicación que genera independencia. Porque tenemos por un lado funcionalidades de orientación, ya que obviamente es un factor, pero también tenemos funcionalidades de información. ¿Cómo te enteras de cosas que están pasando en tu ciudad, de cambios que pueden ser beneficiosos para ti? Y también ¿cómo puedes hacer cosas en el mundo digital, como comprar en línea, que a veces no es tan fácil? Hay aplicaciones que pueden ser accesibles, sí, pero la gran mayoría no lo son. Comprar en línea puede ser complejo y pagar igual.

Hoy hay bancos en Chile que están poniendo más foco en accesibilidad y eso ha permitido que gente con discapacidad visual, que anteriormente no podía transferir y para hacerlo debía pedir ayuda, ahora pueda transferir de forma independiente. Hay avances, aunque aún no hay regulaciones, porque en Estados Unidos y Europa ya existen; no debería haber ningún banco que no fuera accesible.

-¿Cuáles son los bancos chilenos que han realizado avances sin la necesidad de una regulación?

-Diría que no hay ninguno al 100%, pero hay algunos que han avanzado. Esto lo voy a decir a partir del feedback de los usuarios: Banco Falabella y Banco de Chile. No estoy diciendo que los otros bancos no tengan avances, pero es lo que destacan los usuarios.

CONECTAR CON OTROS SISTEMAS

-Volvamos a Miguel González, quien te ayuda a probar los primeros prototipo. ¿Como reacciona este profesor ciego que hoy es parte del equipo?

-Lo invité a comer para explicarle un poco el proyecto y ahí le expliqué más a fondo la idea que quería probar y se motivó desde el inicio, fue súper sencillo. Durante un año hicimos hartas pruebas, no fue algo que se quedara en las palabras.

-¿Qué informaciones comienza a entregar Miguel González durante las pruebas y que se transforman en datos clave para lo que es hoy Lazarillo?

-Todo, porque era un sistema nuevo, entonces, desde cómo tenía que interactuar con el celular, cómo podía ser anunciada una información, cuáles son las dificultades, qué es lo que está haciendo para encontrar cosas, cómo realmente las personas se orientan. Porque eres ciego, pero no es que no sepas dónde estás. Entonces, si tienes un concepto sobre dónde estás, tú puedes con un bastón identificar puertas en el centro comercial, sin embargo, no sabes qué entrada es; no sabes que estás frente a la tienda de Nike, pero sí que hay una entrada.

Miguel fue importante en aclararnos conceptos, como que el ser humano, que su cerebro, ya tiene un sistema de orientación, pero que requiere de cierto apoyo. Muchas personas creen que, por ser ciegos, si no se les da localización con centímetros de precisión no los ayudas; eso es mentira. No es necesario, porque no somos robots, somos humanos y los humanos tienen otras capacidades. Ahí es donde yo creo que sirvió mucho hacer pruebas con personas para identificar cómo podíamos hacer algo que fuera escalando en el tiempo.

-Y así es como Lazarillo parte como tal en 2016, ¿verdad?

-Sí, en 2016, un año después de mi tesis, parte Lazarillo y se genera la startup, somos apoyados por Corfo con un fondo de innovación social, y creamos un equipo. Partimos chico y ahora en Lazarillo somos 14 personas trabajando para más de 200.000 personas.

-¿Qué información entrega la app?

-Con Lazarillo puedes tener información direccional, o sea que te dé instrucciones, buscar lugares a tu alrededor usando categorías (restaurantes, centros de salud, etc.). Si deseas encontrar una dirección específica. Puedes guardar ubicaciones. Tener alertas para destinos. Puedes tener información ambiental, que es la descripción del entorno para que tú decidas (paraderos, servicios a tu alcance). Si un usuario le pide ‘llévame acá’, lo va a llevar.

Hoy Lazarillo tiene una plataforma que permite replicar esto a escala, que en un campo universitario se pueda hacer sin hardware; que puedas ir mejorando el sistema para que también funcione en tu edificio. Porque la plataforma Lazarillo se puede interconectar con otros sistemas para dar más información. Por eso hoy el gran desafío no es tanto llegar a nuevas tecnologías, sino cómo escalar lo que estamos haciendo y cómo producimos que el sistema sea más económico y que cualquier institución pueda partir con él. Esto, de a poco, lo hemos logrado.

COCREACIÓN

-La app es gratuita. ¿Cuál es la forma de monetización?

-Tu empresa puedes estar en Lazarillo y puedes agregarle a la app funcionalidades especiales que las cobramos. Tu empresa se puede vincular a Lazarillo para que le demos asistencia a las personas durante la compra. Nosotros también apoyamos a las empresas en capacitación. Mezclamos tecnología con consultoría, de la mano de aliados especializados. Otro ejemplo: una empresa puede postear contenidos en Lazarillo, para informar que sus sucursales están cerradas por la pandemia, pero que a su vez tienen tales alternativas de soporte.

-¿Con qué empresas están trabajando y cuál fue la experiencia pionera?

-Hoy día trabajamos con la Universidad Católica de Chile, en el campus San Joaquín; el campus Antonio Varas, del Duoc; estamos también con la empresa Sodimac, con un proyecto de compra asistida. Con los hospitales UC Christus, que habilitaron Lazarillo en seis centros. Hemos trabajado con el gobierno; con bancos, dentro y fuera de Chile; en Costa Rica, con el banco BAC Credomatic.

Tenemos proyectos en Estados Unidos y en Qatar, que está tratando de ser una ciudad muy inclusiva, porque va a ser sede de el Mundial de Fútbol (2022).

Y el proyecto inicial fue el que hicimos en el Museo de la Memoria, en Chile, en 2017. Eso nos abrió puertas, nos dio confianza y trabajamos hasta con el Lollapalooza. Con Lazarillo se pueden hacer muchas cosas, porque la plataforma es muy flexible.

-Ya hay usuarios de 48 países que utilizan Lazarillo.

-Sí, cualquier persona puede bajar la app, desde cualquier parte del mundo. Así que paso a pasito vamos avanzando para que la comunidad tenga poder a través de la aplicación, porque queremos que puedan crear, ese es el desafío siguiente. Cuando puedan crear yo creo que va a explotar Lazarillo, porque hemos hecho un par de pruebas acotadas y los resultados han sido geniales.

-¿Cuál?

-Le dimos a un usuario, en un pueblo remoto de Colombia, donde no había mucha información para utilizar, herramientas para geolocalizar y mapear. Y en una semana logró mapear todo y mejoró su propio pueblo, su calidad de vida y la de su hijo que no tiene discapacidad visual.

-O sea que el hijo de quien usaba la app fue literalmente lazarillo y de esa manera mapearon el pueblo donde vivían. Ahora esa información está ingresada en Lazarillo.

-Era un pueblito remoto, pero no es que no había nada. Había lugares turísticos, gente que los visitaba de todas partes. Entonces, si hay una comunidad activa puedes crear contenidos para distintas comunidades. Para alguien que lo ve como para alguien que no ve y tal vez necesita lengua de señas… Eso va a ser otro Lazarillo.

«A LA EMPRESA LE TIENE QUE IMPORTAR»

-Estás en Detroit, abocado al proyecto en Corktown. ¿Cuál es el desafío ahí?

-Este proyecto está auspiciado por una empresa, entonces, lo interesante es cómo un modelo de auspicio puede habilitar un barrio y cómo ese mapeo puede ser utilizado por más comunidades. En este caso, hemos pasado por una pandemia con muchos negocios que han cerrado o que están retomando, como que esa información está muy desactualizada en todas las fuentes de datos que existen. El tema está, entonces, en cómo podemos agregar valor a los negocios, cuál puede ser el valor agregado por Lazarillo, pero también por la empresa que está auspiciando.

Hay otras startups que también están aplicándole soluciones al barrio, porque básicamente va a haber una gran renovación de la infraestructura. Hay seis startups que están haciendo proyectos, desde delivery de comida con robotcitos a energía solar.

-Es interesante el modelo de auspicio que mencionas. ¿Esta podría ser la vía para impulsar una mayor accesibilidad en las ciudades, en los barrios? Porque no debe ser extraño que el CFO de la empresa diga que la accesibilidad sale cara y va a beneficiar a muy pocos. ¿Te has enfrentado a eso?

-Yo no diría que esto es para todas las empresas; sí para la que quiere ser reconocida como una empresa inclusiva y quiere avanzar hacia allá. Nosotros trabajamos con esas empresas, no con las que no les importa. Las empresas que les importa son los mejores clientes y con ellos podemos hacer más cosas. Y no son tan pocas empresas. Lo de que les importe no es menor, porque eso significa que el proyecto va a perdurar, no va a morir, no va a ser un Blockbuster. Está bien no trabajar con todos, está bueno. No podemos hacerle la vida fácil a todas las empresas; a la empresa le tiene que importar, igual como le tiene que importar el cambio climático.

Editor Jefe y Cofundador de Tekios. Es periodista y escritor. Especializado en la cobertura periodística de las industrias relevantes en Latinoamérica, fue Editor General de AméricaEconomía para Latinoamérica, y antes, Director de Contenidos del matinal ciudadano de Ecuavisa (Ecuador), y editor en el diario digital El Mostrador (Chile).
Ha colaborado con SOHO (Colombia), Vistazo (Ecuador), LABSnews (Brasil), La Nación Domingo, Fibra y Plan B (Chile), y Rest of World (EE.UU.), entre otros medios.