Por Wagner Marques Rodrigues, analista económico brasileño, y director del área de Research and Business Intelligence de Transactional Track Record.
El mundo pospandémico promete cambios en el comportamiento social y la consolidación de una tendencia de crecimiento acelerado en la digitalización en muchos sectores, que van desde la explosión de las compras por internet, hasta las herramientas de trabajo remoto y educación a distancia, entre otros.
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El sistema bancario tradicional no es ajeno a estos cambios, ya que las fintechs son una realidad y están ganando cada vez más terreno al ofrecer servicios digitales innovadores en las categorías de crédito, pago, gestión financiera, préstamo, inversión, financiación, seguros, negociación de deudas, cambio de divisas y multiservicios.
Un ejemplo de cómo esos cambios toman una velocidad tremenda es lo que se observa en el ecosistema fintech brasileño, en un mercado con 234 millones de teléfonos móviles inteligentes (smartphones) activos, más de uno por habitante (31a Encuesta Anual de FGVcia, de mayo de 2021), que posibilitan que el volumen de consumidores de servicios financieros también esté aumentando, quienes cada vez son más críticos y demandantes de una mejor calidad de servicio, agilidad y productos más adaptados a sus necesidades reales.
Iniciativas como la implementación de Open Banking (Open Financial System) también suponen un combustible extra para el ecosistema fintech. Esta iniciativa, que se espera que se complete, de forma paulatina, el 30 de septiembre de 2022, aumentará la competencia en el sector al crear oportunidades que permitan una mayor colaboración entre las instituciones financieras tradicionales y las fintechs, ya que facilitará a los clientes de productos y servicios financieros compartir su información entre diferentes instituciones, debidamente autorizadas por el Banco Central, y manejar sus cuentas bancarias desde diferentes plataformas y no solo a través de la aplicación o sitio web del banco tradicional.
El número de fintechs activas en el mercado brasileño alcanzó un total de 771, en agosto de 2020, un aumento de aproximadamente 28% en comparación con junio de 2019, según Radar FintechLab. Este crecimiento se produjo incluso en un período de gran incertidumbre provocado por el pandémico Covid-19.
Este escenario favorable ha atraído a los emprendedores y a los fondos de capital de riesgo. Según datos de TTR – Transactional Track Record, más de US$328 millones se invirtieron en 24 rondas de inversión en startups de este segmento en el primer semestre de 2021, un aumento del 84,6% en volumen, en comparación con el mismo período de 2020.
Los fondos de capital privado también están atentos a este mercado, como el capital privado estadounidense Advent International, que adquirió una participación minoritaria no revelada en Ebanx por US$ 430 millones. Fundada en 2012 y con sede en Curitiba, Ebanx es una fintech que ofrece soluciones de pago para el mercado del comercio electrónico.
Hoy, es posible ser optimista sobre el potencial de crecimiento de la demanda de servicios financieros en Brasil, porque en el país hay más de 30 millones de personas económicamente activas que no tienen cuenta bancaria, según datos de una encuesta realizada por el Instituto Locomotiva. Más si a este grupo se le suman los que están insatisfechos con la calidad de los servicios financieros que reciben. Sin embargo, hay un factor limitante a observar, la falta de mano de obra especializada y cualificada disponible en el mercado, para atender la creciente demanda de las empresas que deciden emprender en este sector.