Por Valentina Lagos Latorre, Directora de Impacto Emprediem.
“Todas avanzamos cuando reconocemos lo resistentes y sorprendentes que son las mujeres que nos rodean”.
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Esta inspiradora frase de la poeta, ilustradora y actriz canadiense Rupi Kaur, pone en perspectiva la importancia de ser parte de una comunidad, sobre todo de integrar un grupo en que las personas son capaces de identificarse con los mismos sueños y desafíos. Es así que se logra establecer un espacio de confianza que nos empodera para avanzar en conjunto.
Es lo que ocurre con las mujeres emprendedoras, que se mueven en un entorno lleno de obstáculos, donde la generación de redes y vínculos marcan una tremenda diferencia.
Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2020, menos del 45% de los emprendimientos en etapa inicial en Chile, y sólo el 38% de los nuevos emprendimientos, involucró a una mujer. Los datos de la Encuesta de Microemprendimiento (EME) (SII, diciembre de 2020), además, arrojaron que las mujeres representan el 38,6% del universo microemprendedor nacional, equivalente a 794.852 microemprendedoras, de un total de 2.057.903 microemprendimientos en el país.
Las diferencias son decidoras, por eso necesitamos ir más allá, relacionarnos con otros negocios, empresas o iniciativas que fortalezcan el ecosistema y permitan que más personas se sumen a un modelo que reconozca el talento femenino en su propia diversidad. Significaría apostar por un modelo económico más consciente con la realidad del país, donde nosotras jugamos un rol protagónico, con un tremendo potencial y capital humano que aportar.
Se trata de tomar conciencia de las oportunidades que los desafíos tradicionales han abierto; formar parte de una comunidad para potenciar el empoderamiento colectivo entre las emprendedoras. Esto puede conducir a oportunidades de colaboración, asociaciones estratégicas y una mayor visibilidad en el mercado, lo que puede abrir puertas para el crecimiento, la valoración y la compañía entre pares, factores muy importante en el camino del emprendimiento.
Desde Emprediem creemos que la equidad de género es uno de los pilares fundamentales para que exista movilización social, porque es un motor de cambio para la economía. Hemos tenido el privilegio de trabajar con emprendimientos liderados por mujeres durante años y vemos que, si bien, el camino es largo y sinuoso, al menos hay mayor conciencia y una visibilidad que hace posible la promoción de acciones concretas que aportan a robustecer el ecosistema.
Finalmente, es la perseverancia, la pasión por lo que se quiere, el trabajo en equipo y el esfuerzo lo que nos permite concretar un sueño, una meta que, de concretarse, la mayoría de las veces tiene un efecto multiplicador, no sólo para nosotras, sino para todos aquellos que nos rodean.