A despertar el potencial adormecido de la mujer en el ecosistema empresarial de hoy

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Por Carla Maranca, Directora de Estrategia y Excelencia en Crecimiento LATAM de GE HealthCare.

Cada 8 de marzo el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que fue proclamada oficialmente en 1977 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y que si bien tiene una historia dolorosa detrás, ha permitido, gracias a la lucha de miles de mujeres, que la sociedad avance hacia una realidad con mayor igualdad, justicia y desarrollo.  

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La participación de la mujer en la política y los ámbitos económico, cultural y empresarial también ha crecido considerablemente. Por ejemplo, según el tercer reporte de indicadores de género en las empresas en Chile 2021, que sintetiza la información de 447 organizaciones públicas y privadas, la participación de mujeres en organizaciones llegó a un 40,7%, incrementándose levemente en comparación a años anteriores. En cuanto a la prevalencia de género por áreas, se observa mayor participación en actividades de enseñanza (50,1%), financieras y de seguros (49,4%), y comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos automotores y motos (42,4%). 

Ahora, si bien estos datos indican una leve mejoría en lo que respecta a la participación de la mujer en el mundo empresarial, el camino que queda por recorrer aún es largo. Las cifras indican que la brecha laboral sigue siendo muy considerable, sobre todo en términos salariales y de puestos de liderazgo. Los cargos de gerencia de primera línea alcanzan 21,1% y los de directorio sólo un 12,7%.  

Respecto de la brecha salarial, las mujeres del nivel administrativo y medio ganan 9,1% menos que los hombres y a nivel ejecutivo, 13,8% menos. Por otro lado, la pandemia de la COVID-19 tuvo un efecto de retroceso importante para el género. Según el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género de Chile, se perdió más de una década de avances en materia de inserción económica, pasando de un pico histórico de participación económica de 53,3% a fines de 2019 a un 41,3% en el punto más álgido de la pandemia a mediados de 2020. 

Este panorama nos muestra que no debemos dejar de trabajar y abogar por la inclusión de la mujer en todos los ámbitos, pero sobre todo en el laboral. Las empresas están realizando acciones con un impacto sumamente positivo, pero no es suficiente dado que el ritmo al que se van dando dichos cambios es muy lento.

La realidad es que la reducción de la brecha de género tan sólo traería efectos altamente beneficiosos para las empresas, tales como: impacto positivo en el mercado, su reputación y un aumento en el talento y capacidades de sus equipos de trabajo.  

Es por ello que, a pesar de los grandes desafíos que aún quedan por asumir, cada vez son más las organizaciones que implementan acciones que intentan hacer la diferencia, y que van desde programas y políticas de equidad hasta eliminar formas de discriminación hacia las mujeres, fomentar la diversidad en líderes de equipos, salarios igualitarios, licencias por maternidad y paternidad equitativas, entre otras. En este sentido, la consultora de servicios profesionales Aon aseguró que 72% de las empresas latinoamericanas ya incluyen perspectiva de género en sus políticas corporativas de diversidad, equidad e inclusión. 

Una iniciativa muy importante que tiene como fin reducir dicha brecha es el programa “Ganar-Ganar” de ONU Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Unión Europea, el cual reconoce a las empresas por sus avances e iniciativas en materia de igualdad de género. A través de este programa, cientos de empresas han adherido a los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs) en regiones como Latinoamérica, impactando directamente en miles de mujeres empleadas en estas organizaciones. 

Otro gran ejemplo es el programa llevado a cabo por el Banco Interamericano de Desarrollo, en colaboración con líderes del sector privado, “Creciendo Juntas en las Américas”, un programa para impulsar a las mujeres empresarias de América Latina y el Caribe a integrar sus firmas en el comercio exterior y en las cadenas regionales. 

Desde GE HealthCare queremos honrar a la mujer como pionera, precursora y ejemplo a seguir dentro del mundo de los negocios y la tecnología. Como Katharine Burr Blodgett, científica estadounidense inventora del cristal no reflectante, quien fue la primera científica mujer en incorporarse al conglomerado GE (General Electric). Katharine es un ejemplo de superación para millones de mujeres que desean triunfar en sus áreas de trabajo y ser reconocidas por sus pares. Aunque actualmente seamos una empresa independiente, somos parte de ese legado que inspira”, añade la ejecutiva. 

Debemos tomar conciencia del gran potencial que se encuentra adormecido, esperando dentro de esos millones de mujeres que por falta de oportunidades siguen en puestos donde no pueden explotar y desarrollar sus capacidades al 100%.

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