Biden aseguró a los contribuyentes, a través de un tuit, que no saldrían perjudicados, pues el gobierno federal está tomando medidas para proteger a los depositantes.
La repentina quiebra de dos grandes bancos tradicionales, Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank, desencadenó una serie de acontecimientos que afectaron por igual a millones de empresas, inversores de capital riesgo e inversores particulares. Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró a los contribuyentes que no saldrían perjudicados, pues el gobierno federal está tomando medidas para proteger a los depositantes.
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Sabiendo de que otras muchas entidades vinculadas a los bancos en quiebra pueden sufrir daños irreparables, Biden anunció el 12 de marzo su compromiso de exigir responsabilidades a los culpables de lo acontecido.
Aunque se agradeció el enfoque proactivo del gobierno federal para minimizar los daños, muchos señalaron que son los contribuyentes los que, en última instancia, pagarán el rescate de los depositantes.
El 13 de marzo, Biden respondió a las preocupaciones a través de un tuit:
Biden aseguró a los ciudadanos estadounidenses que el sistema financiero tradicional estaba a salvo tras la intervención federal. Afirmó además que los contribuyentes no tendrían que pagar por el rescate de los depositantes de SVB y Signature Bank: “Los depósitos de los ciudadanos estarán ahí cuando los necesiten, sin coste alguno para el contribuyente”.
Sin embargo, a los seguidores de Biden en Twitter no les convenció del todo esta idea, pues muchos señalaron que: “¡Todo lo que él hace o toca le cuesta al contribuyente!”
Paralelamente, la Reserva Federal de EE.UU. está investigando de cerca los factores que llevaron a la quiebra de SVB, incluida la forma en que supervisó y reguló la ahora quebrada entidad financiera.
SVB fue clausurado por el Departamento de Protección Financiera e Innovación de California el 10 de marzo, sin que se ofreciera ninguna razón específica para el cierre forzoso del banco. Sin embargo, se sospecha que SVB estaba al borde del colapso debido a graves problemas de liquidez relacionados con grandes pérdidas en las inversiones de bonos del gobierno y retiros de efectivo sin precedentes.