Así lo dice el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 34% de la población mundial todavía no tiene acceso a internet, y el 69% de los hombres lo usan frente al 63% de mujeres.
En los últimos 10 años los países de renta baja y media han perdido US$1 billón de su producto interior bruto por excluir a las mujeres del mundo digital, una pérdida que podría aumentar hasta US$1,5 billones en 2025 si no se toman medidas adecuadas. Así lo recoge el informe Gender Snapshot 2022 de ONU Mujeres.
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A pesar de las iniciativas nacionales e internacionales de gobiernos y del sector privado, aún hay una brecha digital importante en el acceso a herramientas digitales y a la alfabetización digital. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado en telecomunicaciones de las Naciones Unidas, el 34% de la población mundial, 2.700 millones de personas, todavía no tiene acceso a internet y el 69% de los hombres lo usan frente al 63% de mujeres.
Al igual que en otros países más desarrollados, las chicas no acceden en la misma medida que los chicos a las carreras relacionadas con las tecnologías. Una cuestión que ha explicado Marta Encinas-Martin, embajadora de Género en Educación de la OCDE, y que aborda el informe Gender, Education and Skills: The persistence of gender gaps in education and skills que presentó esta organización el pasado 2 de marzo precisamente en Madrid.
En los países menos desarrollados 407 millones de personas utilizaban internet en 2022. Son datos de un estudio de la UIT que señala que los 720 millones de personas que siguen sin conexión en estos países representan el 27% de la población mundial, a pesar de que sólo son el 14% de la población mundial. Y en estos países las mujeres están aún más excluidas: en América Latina 70 millones de mujeres no usan internet móvil (según GSMA, la asociación de los operadores móviles).
Estas desigualdades en el acceso a las tecnologías y a las competencias digitales suponen un obstáculo para la inclusión financiera, el progreso de las pequeñas empresarias y de sus negocios.
En el caso del comercio online, ofrece a las mipymes (micro, pequeña y mediana empresa) la oportunidad de acceder a nuevos mercados y obtener más beneficios, pero una vez más los estereotipos de género, la falta de formación en habilidades digitales o la falta de acceso y de conectividad, suponen obstáculos cada vez mayores para las emprendedoras y en especial, para aquellas en situación de vulnerabilidad.
Este es uno de los principales temas tratados en el acto “Connecting Women in Latin America: The Roadmap Ahead”, organizado por la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

EL EJEMPLO DE JULIA SANDOVAL
La voz y la fuerza de millones de mujeres las ha protagonizado la emprendedora panameña Julia Sandoval, quien da trabajo a madres solteras cabeza de familia en su restaurante porque ella misma lo fue.
“He salido adelante dando comidas. He sido muy luchadora, lo que me he propuesto lo he conseguido; empecé desde abajo, eduqué a mis hijos y ahora a mis nietos”, explica con orgullo, una abuela a la que no se le pone nada por delante y que en la pandemia aprendió a vender los platos de su restaurante por Whatsapp, Facebook o Instagram.
Ahora, Sandoval se ha convertido en corresponsal de la institución de microfinanzas de la FMBBVA en Panamá, Microserfin, y maneja su tablet ofreciendo todos los servicios de una sucursal desde su restaurante e incluso enseña a manejar la app de banca móvil a otras señoras de su edad, para que puedan acceder a los servicios financieros sin tener que desplazarse a la oficina.
ulia Sandoval es un caso paradigmático porque ha logrado superar muchas de las barreras que explican que la mayoría de mujeres en vulnerabilidad no usen la tecnología y sobre las que se ha debatido en el panel de expertos de este acto, como la falta de recursos para pagar el coste de los datos y los dispositivos, la falta de conocimientos digitales o los prejuicios como que la tecnología no es para ellas. Unos obstáculos acentuados, además, por una mayor carga de tareas de cuidado no remunerado, tal como ha señalado María Noel Vaeza, directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.