Por Fabia Tetteroo-Bueno, vicepresidente senior y gerente general de Philips LATAM.
En el último año hemos hablado en distintos foros, espacios gubernamentales; con periodistas, profesionales de la salud y líderes de opinión de la industria sobre la importancia de la transformación digital para Latinoamérica. Desde que lidero nuestra región he escuchado de primera mano los retos que enfrentan nuestros clientes con relación al acceso, sistemas que no se comunican, oportunidades para mejorar la capacitación del cuerpo clínico y la necesidad de soluciones clínicas y operativas a la medida, que permitan alcanzar la eficiencia en la atención, reducir los costos y mejorar el acceso, entre otros.
Suscríbete a nuestro newsletter
En ese sentido, en Philips hemos acompañado a muchos clientes de la mano para resolver estas situaciones con éxito y manejamos ejemplos concretos a lo largo de nuestra región. Ello, porque el poder de la tecnología para mejorar la vida de las personas en el campo de la salud quedó demostrado con creces durante la pandemia.
Los líderes de la salud han reconocido durante años la necesidad de una transformación digital en nuestra región y ya tenemos un gran recorrido avanzado en esa dirección. Por esto considero que en el 2023 vamos a pasar ese umbral y caminaremos como industria hacia la madurez digital.
Las razones para tomar acciones vienen dictadas por los datos y hechos, algunos poco alentadores, como uno de la Organización Panamericana de la Salud, que indica que se necesitan más esfuerzos para alcanzar la meta de reducción de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en la región de las Américas, la cual suponía una reducción de 33% entre los años 2015 y 2030. Hay una necesidad urgente de pensar en soluciones digitales que puedan ayudar a detectar, diagnosticar y tratar precozmente este tipo de padecimientos.
Otro punto que resaltar es que el comportamiento de quienes requieren los servicios de salud exige un tránsito más cómodo. Ese es el deseo de los pacientes y sus familias. La comodidad de ser asistido y monitorizado en casa, por ejemplo, es algo cada vez más valorado. Según una encuesta de McKinsey, alrededor del 40% de las personas dijeron que seguirán usando la telemedicina en el futuro, frente al 11% que ya la usaba antes del Covid-19.
Estoy segura de que estamos todos de acuerdo en que, además de simplificar el flujo de trabajo, la automatización puede ayudar a optimizar el tiempo dedicado por los profesionales de la salud, mejorar la seguridad de los datos y reducir los costos para una institución. Pero el punto en el que debemos poner nuestra mayor atención es en los costos excesivos y el desperdicio en la atención médica, recursos que se pueden optimizar para brindar un mejor acceso. En los Estados Unidos, se estima que aproximadamente el 25% del gasto total en salud se desperdicia, principalmente en cuestiones administrativas.
MADUREZ Y TECNOLOGÍA
Alcanzar la madurez digital va mucho más allá de las tecnologías. Consiste en repensar la salud para la era digital y, para que esto sea posible, es necesario utilizar todo el potencial de los datos disponibles. La inteligencia artificial (IA), las plataformas basadas en la nube y los nuevos modelos comerciales son herramientas para mejorar los resultados de la atención médica, reducir los costos y mejorar la experiencia de los pacientes y el personal.
En esa línea, la última encuesta de Philips sobre el Futuro de la Salud trae algunos puntos destacados por los profesionales de esta área. Y ellos se relacionan con las mayores barreras para la adopción de tecnología digital en sus hospitales o establecimientos:
- Dificultades con la gestión de datos (44%).
- Falta de interoperabilidad y estándares de datos (37%).
- Falta de capacitación sobre cómo utilizar plenamente la tecnología de salud digital (32%).
A continuación, reúno 5 puntos que considero relevantes para caminar hacia la madurez digital.
1.- El cambio requiere un enfoque colaborativo, centrado en las personas e impulsado por asociaciones. Esto significa la participación de todos los actores principales (públicos y privados) y la especial atención de las autoridades reguladoras.
2.- Las soluciones digitales deben integrarse en los flujos de trabajo de los profesionales de la salud y las rutinas diarias de atención médica de las personas para crear experiencias beneficiosas.
3.- La educación virtual y la colaboración pueden ampliar el alcance de la atención especializada y ayudar a los profesionales de la salud a aprovechar al máximo la tecnología digital.
4.- Las plataformas digitales abiertas y basadas en la nube deben formar la “columna vertebral” para conectar los datos de los pacientes en entornos con estándares de datos abiertos, promoviendo una mayor interoperabilidad y con la ayuda de la IA para transformar los datos en conocimientos.
5.- Se necesitará confianza, exigiendo un uso responsable de la tecnología digital que proteja la privacidad y la seguridad de los datos, evitando efectos colaterales que inadvertidamente puedan incrementar las desigualdades en salud.
El 2023 será un importante periodo para la digitalización de la salud en America Latina. En momentos de crisis, la innovación florece.