Las startups y el crecimiento ‘a lo loco’: ¿quién paga la fiesta?, ¿cuál es la huella que dejan?

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Por Juan Andrés Cabrera Lillo, cofundador de Rayo.

Es casi una máxima que la disrupción tecnológica genere un remezón. Un antes y un después. Lo hemos visto muchas veces y seguirá ocurriendo. Este es quizás uno de los grandes motores para quienes hemos emprendido.

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Esta disrupción cautiva, entusiasma y muchas veces emboba. Existe una tendencia a “querer creer” que las startups son algo así como el lado de la luz y que los negocios tradicionales son el “lado oscuro”. Que en general los startups son más sexys y los negocios tradicionales, por su lado, se enfocan en cosas aburridas.

La fórmula para el embobamiento es casi perfecta, porque entre conceptos pseudo técnicos algunos caen en la trampa.

Hablemos del home delivery, por ejemplo. Caemos en la trampa, como clientes finales, al pedir un delivery ultra express a precios que no alcanzan para pagar al repartidor. Es adictivo tener lo que queramos al instante, ¿pero quien paga la fiesta?

Es tentador decir “la fiesta la pagan esas startups y sus inversionistas”, pero en el largo plazo la situación es mucho más grave porque la fiesta la pagaremos todos nosotros.

La economía colaborativa descontrolada genera lagunas previsionales de miles de personas que envejecerán y que no tendrán cobertura de salud ni pensión. Serán las empresas “tradicionales y aburridas” y los ciudadanos quienes financiaremos con nuestros impuestos estas lagunas.

Al parecer el mercado está dando luces de regularse. Se habla de cómo los precios de Uber o Airbnb ya son más caros que los taxis y los hoteles respectivamente. El mercado pareciera estar despertando de este embobamiento e incluso los discursos de los venture capital han cambiado desde el “crece a lo loco” al “crece de manera sostenible”.

En el último tiempo hemos visto en Chile cómo empresas de este tipo han decidido cerrar sus operaciones dejando el país, lo que se traduce en que miles de personas quedan literalmente sin su fuente de trabajo de la noche a la mañana.

A estas startups va la pregunta: ¿qué huella dejas?

Es deber de los startups disrumpir, y los legisladores deben estar a la altura, hacerlo con velocidad. Han pasado muchos años desde que se lanzó la economía de plataformas digitales en Chile. El resultado de todos estos años es una “Ley de Plataformas” lanzada en septiembre de este año que hasta ahora nadie parece estar cumpliendo.

A los legisladores va la preguna: ¿qué huella dejas?

A las corporaciones que contratan servicios de startups no reguladas, va también la pregunta cuando se “emboban” por algún precio fuera de mercado que no tributa y que precariza laboralmente: ¿qué huella dejas?

Como todo, probablemente, la respuesta no está en ningún extremo. Pero la idea es que nos tomemos el tiempo de reflexionar.

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