Por Michelle Hasson, Team Leader & Business Development, y cofundadora de U-Zave.
Los tiempos de incertidumbre nos refuerzan la importancia del ahorro.
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A la llegada del Covid-19, ese 4 de marzo de 2020, los chilenos y chilenas ya vivíamos en una atmósfera convulsionada, palpando la vulnerabilidad económica y social. El estallido social que comenzó el 18 de octubre de 2019 había sido un ensayo del miedo.
Nadie sabe cuánto durará la pandemia. No quiero ser negativa, pero a pesar del éxito de la campaña de vacunación, no es extraño que apenas surge una luz de esperanza, nos sorprendamos días después con la noticia de nuevas y nuevas variantes en países que comienzan a pensar en terceras dosis y a adoptar severos controles fronterizos.
Todo apunta a que la normalidad a la que volveremos va a ser muy diferente a la normalidad que conocíamos. Pero créanme que, a pesar de la incertidumbre, hay buenas señales en el horizonte: más chilenos vacunados, tasas de contagio que disminuyen, empresas que reabren sus puertas, y una tensión financiera que comienza a decaer.
Y si el estrés decae, podemos tener la claridad mental para pensar en el ahorro. ¿Cuándo, si no es ahora?
Esta crisis es la advertencia más potente que vamos a tener de lo importante que es contar con un colchón de dinero para imprevistos, precautorio y salvador contra los tiempos inciertos.
Hay muchos que sostienen, erróneamente en mi opinión, que solo algunos pueden ahorrar, porque se ahorra únicamente cuando nos sobra el dinero. Pero aquel es un mito que hay que romper, como la inercia mental que lo alimenta, para generar el músculo que nos permita dar el primer paso hacia un ahorro y, luego, transformar el experimento en un hábito.
Si aún no te convences, piensa en la importancia de tener un presupuesto familiar, saber dónde deben ir dirigidas tus lucas y, aunque cueste, separar las necesidades de los deseos.
Ya, está bien, ¡no sabes de dónde sacar esas luquitas!
Te doy unas ideas sobre algunos recursos que los tienes, literalmente, a la mano: el teletrabajo, la disminución de traslados, la desaparición de gastos hormiga, como ese café o las galletitas que compras al paso, podrían transformarse ahora en tus primeros microahorros. Y de ese modo, a fin de mes, verás que no era tan complejo tener un colchoncito que, además, podría ir creciendo.
Es lo que nos ha mostrado el termómetro de U-Zave, el emprendimiento digital que fundamos junto a mi socio Braulio Meneses, y en el que junto con mi equipo hemos vivenciado que, durante la pandemia, chilenos y chilenas han aumentado sus ahorros; que sí se puede ahorrar, aunque sea a través de un monto que te cabe en la palma de tu mano.
Así funciona el ahorro con micro aportaciones, porque más que un tema de cifras, ahorrar es asunto de hábitos. Cuando se adopta esa conciencia y se crea la costumbre de ahorrar, como una virtud y no como privación, luego ese hábito va contigo a todos lados, y te exige ahorrar cada vez más.
Si pensabas que la mejor manera de ahorrar era guardando lo que sobra a fin de mes del salario, una fórmula en la que cree la inmensa mayoría de las familias chilenas, te confieso que no funciona. Porque si esperamos a que nos sobre dinero y no tenemos antes una correcta planificación de nuestros gastos, va a ser muy difícil que ahorres. Dime si no: ¿acaso no hay siempre gastos por realizar y las tentaciones para gastar sobran?
Aprovecha lo que nos ha enseñado la pandemia y sigue el vuelito del ahorro, porque si reduces gastos innecesarios, y administras de mejor manera tu presupuesto familiar, mañana vas a acordarte de mí, y a la distancia vas a pensar: ‘tenía razón la Michelle’.