El nuevo decano asociado del Executive MBA de Esade, Xavier Ferràs, analiza las habilidades necesarias para los perfiles ejecutivos que han de liderar la transformación digital.
La digitalización ha provocado una transformación radical en nuestro modo de generar conocimiento, especialmente en el campo de los negocios. Estos cambios profundos han llegado de la mano de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial, la impresión 3D o la biología sintética. Tecnologías que no necesariamente eran esperadas ni demandadas por el mercado, pero que al llegar pueden voltear el tablero de juego y generar nuevas oportunidades empresariales para quienes sepan aprovecharlas.
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En un artículo publicado en la Harvard Deusto Business Review, el nuevo decano asociado del Executive MBA de Esade, Xavier Ferràs, profundiza en las implicaciones de la digitalización en el management e identifica las características necesarias para que líderes y perfiles ejecutivos se desenvuelvan con éxito durante en esta ola transformadora.
Tal y como explica, el auténtico cambio no consiste en digitalizar lo que ya existía, sino “en realizar una inmersión en esas tecnologías para comprender su potencial transformador”. Más que una mera transformación digital, los términos “concienciación” y “coevolución” digital se ajustan mejor al dinamismo y el potencial creativo que acompañan a la evolución tecnológica.
En la nueva era, Ferràs destaca que las competencias tecnológicas han pasado de ser secundarias a ser imprescindibles. Ahora bien, si bien son necesarias, no es suficiente con ellas. “Paradójicamente, en la nueva revolución tecnológica, las preguntas, dilemas éticos y situaciones inesperadas que se generan deben resolverse desde una perspectiva profundamente humanística”, afirma.
De esto modo, el profesor de Esade propone cuatro categorías competenciales que el nuevo perfil de manager de la era digital debería desarrollar. Por un lado, las computacionales y las digitales. Por el otro, las sociales y las humanísticas.
COMPETENCIAS COMPUTACIONALES
De acuerdo con Ferràs, las competencias computacionales están relacionadas con la elaboración de conceptos abstractos de naturaleza lógica y matemática, de entender las relaciones de causalidad entre variables, de elaborar y refutar teorías en base a evidencias empíricas y de establecer rutas lógicas de resolución de problemas. Destacan tres en particular:
1.- La solución de problemas complejos
Es la comprensión de problemas multivariables, con variables interrelacionadas, y la capacidad de establecer mecanismos coherentes y factibles para su solución.
2.- El uso del método científico
En este sentido, a nivel metodológico un plan de negocio no debería ser muy distinto de una tesis doctoral. “Ambos procedimientos buscan el contraste o la refutación rigurosa, en base a la evidencia, de hipótesis de trabajo”, explica Ferràs. “Si el científico explora las fronteras de la ciencia, el directivo debe explorar las fronteras del mercado”.
3.- La visión sistémica
O, dicho de otro modo, la visión de conjunto: entender cómo funciona la suma de las partes de un sistema, y no quedarse solo en la funcionalidad de cada una de esas partes que lo componen.

COMPETENCIA DIGITALES
Son aquellas que permiten aplicar las tecnologías digitales a la resolución de problemas prácticos. Requieren conocer y comprender las tecnologías y cómo implementarles en situaciones reales para generar valor. Se encuentran entre ellas:
1.- El pensamiento algorítmico
Consiste en ser capaz de idear mecanismos secuenciales concretos para resolver problemas (lo que conocemos como algoritmos o programas). Así pues, están orientados a una función en particular y pueden ser escritos en un código digital para después ser transferidos a un sistema de información que los ejecute en la práctica.
2.- La estrategia de datos
Se trata de comprender el valor de los datos como unidad de información y saber diseñar mecanismos para su extracción y tratamiento. A medida que se popularicen las inteligencias artificiales, diseñar una estrategia de datos que alimente los sistemas de machine learning será clave. ¿Con qué datos entrenamos el algoritmo? ¿Con qué frecuencia se los ofrecemos? ¿Y qué calidad tendrán esos datos? Para Ferràs, la respuesta a estas preguntas será “la verdadera fuente de diferenciación empresarial”.
3.- El conocimiento tecnológico
Por supuesto, los nuevos liderazgos han de conocer, comprender y permanecer vigilantes ante las nuevas tecnologías y sus dinámicas. “La estrategia tecnológica (dominio de cómo una tecnología nace, crece, se experimenta, se absorbe y se convierte en base de oportunidades de negocio) deberá elevarse en el cuerpo de conocimientos clave de toda organización”, escribe Ferràs.
COMPETENCIAS SOCIALES
Las competencias sociales han sido relevantes durante toda la historia del management y lo van a seguir siendo. Por lo tanto, es importante evitar que la transformación digital no las eclipse y que los perfiles líderes tengan en cuenta las más relevantes:
1.-La inteligencia emocional
Se trata de la habilidad para gestionar no solo las propias emociones, sino también las ajenas, en entornos sociales. Seguirá siendo importante dominarlas, especialmente cuando se ejercen posiciones de liderazgo.
2.- La comunicación
Tal y como la describe Ferràs, es “la capacidad de transmitir ideas, conceptos y propuestas con rigor y convicción, generando la atención de los interlocutores y maximizando la información realmente absorbida por ellos”.
3.- El cross-cultural management
Es la capacidad de desenvolverse en entornos multiculturales, donde interactúan una diversidad de comportamientos y creencias que guían las actuaciones de las persones y que es necesario comprender. Destacan habilidades concretas como “la visión global, la comprensión del mundo en su conjunto y las capacidades lingüísticas en otros idiomas”.
4.- El emprendimiento
Se trata de la capacidad para iniciar nuevos proyectos. A su vez, comprende toda una serie de habilidades relacionadas con la resiliencia, la adaptabilidad y la iniciativa personal. Para Ferràs, “un emprendedor, dentro o fuera de una compañía, es aquel que percibe el cambio como una oportunidad y es capaz de valorizarlo mediante el desarrollo de nuevos proyectos”.

COMPETENCIAS HUMANÍSTICAS
En último lugar, aunque priman en importancia, se encuentran las competencias humanísticas. “Son las que constituyen las bases íntimas para la comprensión de los fenómenos que se generan en el seno del pensamiento humano, de la intervención humana en relación al mundo y a la sociedad, de la propia naturaleza humana, de la ética asociada a la misma y de los mecanismos que regulan esos fenómenos”, explica el profesor de Esade. Cabe destacar cuatro:
1.- La dirección por valores
Puede que los mecanismos de predicción mejoren junto a las nuevas tecnologías digitales, pero el mundo continúa demostrando que los mercados siguen sometidos a eventos inesperados. “Por ello, no solo son necesarios potentes sistemas analíticos digitales, sino también sólidos códigos de valores que sustenten en profundidad la toma de decisiones crítica”, indica Ferràs. Conceptos como “como cortesía, coraje, sinceridad, honor, modestia, respeto o dignidad” escapan al entendimiento de las máquinas y serán la verdadera brújula de los directivos y directivas cuando los imprevistos golpeen.
2.- El aprendizaje continuo
“Los contenidos caducan, las capacidades permanecen. Especialmente en disciplinas tecnológicas”, resume Ferràs. En tanto que el conocimiento científico está en expansión constante, el aprendizaje se convierte en una competencia clave, que se debe aplicar de forma permanente. No es suficiente con aprender a una vez, sino que hay que “aprender a aprender, aprender a innovar, aprender a emprender, aprender a investigar y, también, aprender a olvidar (conocimientos, modelos de negocio, experiencias, buenas prácticas obsoletas)”.
3.- La creatividad y estrategia
La creatividad tiene a ser reprimida por la cultura organizativa pese a que su valor estratégico va en aumento. “Una estrategia, para que tenga éxito, debe contemplar una propuesta diferencial de valor. Y para ser diferencial, esa propuesta debe contener elementos de exclusividad y creatividad”, escribe Ferràs. Por lo tanto, la conexión entre pensamiento estratégico y pensamiento creativo es evidente, por lo que conviene entrenar la creatividad mediante las metodologías específicas que existen para ello.
4.- La filosofía y el pensamiento crítico
“En el momento de máxima tecnificación, es también necesaria una máxima relativización y abstracción para avanzar en la comprensión del mundo y de los fenómenos que lo integran”, apunta Ferràs. El perfil de manager en la era digital ha de dominar los razonamientos lógico-matemáticos que permiten solucionar problemas, pero también preguntarse en qué consisten esos razonamientos y por qué permiten resolver determinados problemas. Además, tiene que ser capaz de “cuestionar constantemente la realidad, generar espíritu crítico e ideas propias”, especialmente cuando ciertas tendencias se instalan en el mundo de un modo aparentemente incontestable.