Tekios conversó con el exgerente de Innovación del banco chileno BCI y gestor de la fintech especializada en democratizar la entrega de avances en efectivo mediante la aplicación de Inteligencia Artificial.
-¿Cuál es la misión de Kredito, cómo surge el foco de dar acceso a capital y apoyar a las pymes, con democratizar ese acceso?
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-Nace hace más de un año. Mi background es principalmente tecnológico, trabajé toda mi vida en la industria de la tecnología. Cuando estaba en Google y llevaba cinco años ahí, sentí que había cumplido mi sueño como de computín de trabajar en Silicon Valley, y eso coincidió con que volví a Chile con un rol para Latinoamérica.
Ahí se terminó una etapa y después pasé a un banco, casi cuatro años, donde me tocó armar varios productos financieros, incluyendo una fintech, Mach. Fue partir desde cero, armar una startup en el banco, con la que pudimos llegar al 20% de la población adulta con smartphone, o sea, el 20% del mercado, un volumen considerable. Las transacciones eran más grandes de las que tenía el banco en el sector retail. Esa experiencia fue la que creo en mí el bichito de emprender.
Dicen que es la crisis de los 40, quizás, porque empecé a mirar para atrás y me di cuenta de que si no probaba ahora, no iba a poder volver atrás y cumplir mi sueño, emprender.
Lo lógico para mí era mezclar mis conocimientos en tecnología con las finanzas y mi aporte fue en esa dirección. Después de varios meses investigando el mercado encontré un nicho, el segmento de los que el banco no puede atender, los sub bancarizados que en Chile y Latinoamérica son muchos. Así que el objetivo fue desarrollar, a través de la tecnología, una forma eficiente de atenderlos mirando muy de cerca cómo lo hacen los bancos en Asia, los de China, el banco de Alibaba; yo creo que son buenos referentes que usan la tecnología para democratizar el acceso a los créditos. Eso lo estamos haciendo nosotros. Usamos la tecnología para llegar donde el banco no llega, ayudar no solamente con tasas competitivas, también a los que no tienen acceso.
-La informalidad en América Latina es un gran incentivo, ¿no?
.Sí, por ejemplo, en Chile, como referencia, más del 90% de los adultos está bancarizado. Es un país que gracias a Banco Estado y a otros proyectos como Mach, están bancarizados, pero el acceso a créditos es súper poco. En personas, el 10% tiene acceso a línea de crédito con su banco; el 16% a un crédito de consumo. Esto porque es muy difícil acceder a un crédito a menos que tengas un sueldo con renta muy alta. Hay bancos que te piden un año de historial para abrir cuenta. Esto lo viví: una de las principales cosas que me llevaron a asumir este desafío es que como pyme abrir una cuenta corriente fue más difícil que obtener financiamientos, conseguir inversionistas. Había que convencer al banco de que te abriera la cuenta. Por eso partimos por ofrecer una línea de crédito, que es un crédito de libre disponibilidad.
-Ustedes entran a un mercado fintech donde ya había actores con ese foco.
-Hoy en día los jugadores que existen en este espacio lo están haciendo en factoring.
-Y hay una cantidad importante de actores en crowdfunding para préstamos.
-Sí, en Chile están en su mayoría en factoring y crowdfunding, que no está regulado en Chile todavía, así que nosotros estamos usando un modelo similar al de WeBank (China), donde nosotros distribuimos capital de terceros, capital de fondos de inversión. Trabajamos con grandes inversionistas, un fondo de inversión con el que podemos dar créditos (Nota del editor: a inicios de abril cerró un acuerdo con Link Capital Partner, lo que le permitirá invertir hasta US$50 millones en créditos para pymes). Así pretendemos escalar y dedicarnos a la tecnología, que es lo nuestro.
Se trata de créditos sin garantía, ese es el foco y el más difícil de responder. En Chile todavía nadie lo resuelve y nosotros hemos logrado tener un nivel cobrable muy bueno.
-¿Y cuál es ese nivel?
-Es mucho mejor del que tiene la banca, pero prefiero mantenerlo en confidencialidad. Es mejor incluso del que logran los bancos en Asia, porque usamos la tecnología (Inteligencia Artificial) para poder anticiparnos y saber quién va a pagar y quién no.
-Ahora, esos datos, que los ‘lee’ la tecnología, en el caso chileno, ¿se ligan con algún factor cultural, fenomenológica?
-Por ejemplo, los bancos, por el Covid-19, no le dan crédito a ningún restaurante, porque la industria es vista por igual. Sin embargo, si te fijas, hay un mercado incipiente de pymes que igual venden comida y les está yendo, quizás, cinco veces mejor que antes y los meten a todos dentro del mismo saco, porque los bancos no son capaces de ver que esas pymes se hicieron fuertes en e-commerce. En cambio, con datos uno puede evaluar caso a caso e identificar. En el banco un ejecutivo descarga datos en una planilla excel y sigue las políticas que define un comité; nosotros analizamos cada dato y lo usamos para alimentar nuestro modelo, ir enriqueciendo nuestra IA.
-¿Cuáles son los criterios de la comisión bancaria que hacen caer habitualmente la posibilidad de un crédito y que para ustedes no conllevan quizás un NO?
-La más clásica es la antigüedad, porque la banca te pide al menos tres años de existencia para acceder a un crédito y eso es ridículo; un año para abrirte cuenta corriente, o sea, hacen sentir que te están haciendo un favor. La verdad es que es como un mundo al revés. Nosotros no tenemos esas limitaciones; hemos dado créditos desde seis meses de antigüedad.
–¿Cuáles han sido los montos de esos créditos?
-Han sido de hasta US$15.000, y queremos ir aumentándolos, hasta llegar a US$100.000, a mediano plazo.
-Así como esos restaurantes que se adaptaron, ¿ustedes visualizaron la pandemia como una gran oportunidad?
-Lo primero que había que hacer era empatizar con toda la gente a la que le estaba yendo mal, ayudarla. Le hemos dado crédito a muchas personas que, la verdad, estaba pasando por momentos difíciles. Lo primero es ser capaz de ayudar y ser un aporte a la sociedad. Así en varios casos hemos logrado que puedan levantarse; para mí esto no es solo dedicarse al negocio financiero, sino contribuir con algo más, es lo que más nos mueve. Eso es porque a pesar de que estamos haciendo un negocio financiero, no tenemos ese background. Somos un equipo de tecnología y nuestra mentalidad es más de transferir la eficiencia al consumidor que dejarla en nuestro bolsillo.
Al ser 100% digitales, estábamos relativamente preparados para este momento, porque siempre estuvimos pensando en un mundo digital. Ayuda que en Chile haya una electrónica avanzada con la que se puede hacer prácticamente todo en forma remota; es cosa de usar la tecnología que está disponible y la regulación disponible. Los bancos no lo hacen.
ROBIN HOOD
-¿Como ves la escena chilena de las fintechs? Por ejemplo, Colombia avanza a pasos agigantados. Qué decir Brasil, México… ¿Ves a Colombia como un modelo?
-Te soy súper sincero: a Chile se le dice la capital financiera en muchas cosas, de hecho, hay bancos internacionales que no logran hacer negocios acá porque es muy competitivo. Hay negocios de derivados bien maduros y la verdad es que no hay nada que envidiarle al resto. Sí, hoy es necesario que el ecosistema se abra y permita que entren nuevos actores y que no sean dueños de todos los proveedores. Eso ha hecho que sea más difícil entrar, aunque hace 30 años fue necesario. Si tú no hacías un proveedor de transferencias entre varios bancos juntos y no financiabas ni subsidiabas todo esos juntos, Chile nunca hubiera tenido transferencias electrónicas en línea. Quince años llevamos con transferencias en línea gratuitas; eso no existe ni en Estados Unidos. Chile es súper maduro. O Transbank que tiene contactless en todos los puntos, y eso lo he visto solo en países muy avanzados; a Estados Unidos le costó un montón. En Australia es algo reciente.
Lo que sí es envidiable es el crecimiento que han tenido. Mi hipótesis es que hay menos cofradía, que es un modelo que acá en Chile se ha ido abriendo de a poco. Por ejemplo, Transbank se abrió y para mí es un verdadero partner de las fintech, se reinventó. Otro es Redbank, que siempre está cercano a las fintechs.
-Ahora que hablas de Transbank, desde la propia asociación de las fintechs han sido bastante agresivos con Transbank. Dijeron que se está pasando del monopolio de Transbank al duopolio de Visa y Mastercard. ¿Qué opinas de eso?
-Hice un artículo cuando partió el modelo de cuatro partes y creo que ha pasado lo que escribí: no nos dimos cuenta de que Transbank era el adquirente con las tarifas más bajas de Latinoamérica, o sea, era el más eficiente y gracias a que estaba regulado y había supervisión, transfería esa eficiencia a los consumidores. Entonces, si bien no era democrático y no había muchos actores, era justo.
Pasó que, al buscar democratizarlo y abrirlo, rompimos la eficiencia. Porque le dices a una empresa que se dedicaba a compartir la eficiencia a los comercios, y además con un volumen grande, que la subdividida, pero es imposible que los que entran logren la misma eficiencia, por ende, es natural que las tarifas suban. Eso es algo que va a pasar, y que está provocando que ahora nos estamos dando cuenta de lo bueno que era Transbank. Hacer que Transbank entrara en un modelo de cuatro partes… yo no lo tengo tan claro. Ese modelo ya está obsoleto. El modelo de las tarjetas es un modelo antiguo que subsiste con la comisión de las tarjetas. El futuro son redes de adquirencia cerradas como las que está armando Transbank con QR, Mach con QR, las que tiene MercadoPago con QR, las que tiene Webank o Alipay con QR.
-¿Y el tema de los precios diferenciados por escala? La Corte Suprema eliminó ese tipo de “discriminación” en las tarifas, en los sistemas de medios de pago. FinteChile pide eso: “Esto pasa en todas las industrias del mundo y hay precios diferenciados”.
-Yo creo que eso es como tratar de volver a repartirse el mismo pedazo de carne del asado del día de ayer. El futuro es otro. Vas a China y no vas a ver a nadie pagando con tarjeta; cuando pides pagar con tarjeta es un problema, porque tienen que enchufar la máquina, cobran comisión, te miran con cara de que vienes de otro planeta. Quizás para los que están metidos en ese negocio es importante, pero creo que lo relevante para el consumidor no es encontrar si en comisión gana uno o el otro. El foco debería estar puesto en crear nuevas redes.
-Hablando de pocas manos, un ejemplo fue el desaire hacia las fintechs con la portabilidad financiera.
-La verdad es que uno busca ayudar a las personas y duele un poco cuando te dejan afuera, porque el espíritu de las fintechs es como ser Robin Hood y estar con las personas y ayudarlas, entonces duele que te dejen afuera. Por ejemplo, para los créditos Covid también nos dejaron fuera… Duele porque eres de los que están mejor parados para lograr hacerlo.
-¿Cuál crees que fue el criterio tras esa decisión?
-Pienso que temas políticos y claro, farrearse la oportunidad. En países como Colombia se han apoyado en las fintechs para distribuir créditos durante la pandemia.